To demonstrate childhood nutritional problems, both those that are a consequence of underdevelopment (stunted and micronutrient deficiencies) and those emerging problems (overweight and obesity), we stress the importance of promoting breastfeeding along with appropriate complementary feeding. It is also recommended to measure body mass index to detect timely childhood growth deviations. To prevent low birth weight, high-quality antenatal care must be offered to mothers in accessible health facilities that are equipped to resolve pregnancy-related complications including newborn delivery by healthcare professionals. Several measures are helpful for preventing iron deficiency anemia such as increasing the iron reserves of pregnant women, retarding clamping of the umbilical cord that, in turn, increases the iron reserves of the newborn. We must eliminate risk factors for iron loss through the gastrointestinal tract and provide iron supplementation for at-risk infants. Folie acid also must be included in the supplement. Prevalence of stunting in poor communities is generally associated with zinc deficiency. Sufficient portions of animal and seafood products should be included in the daily diet, and supplements with this micronutrient should be provided in order to help prevent its deficiency. Regarding the emergent nutritional problems, we discuss the prevention of obesity due to its severe health consequences. Currently, there is no consensus about the most cost-effective interventions. In addition to the high proportion of therapeutic failures, several actions using as a model the energy balance equation from gestation to the child's age are proposed. We discuss about the amount of food and food composition as risk factors for obesity, along with the need to disregard a sedentary lifestyle. Obesity is not strictly a medical or health system responsibility but a problem shared by parents, families, schools, food producers and mass media as well as public authorities who, as social leaders, do not realize that we all are living in an obesogenic environment.
Para contender con los problemas de la nutrición de los niños, los de rezago y emergentes, se enfatiza la importancia de que los niños pequeños sean amamantados e ingieran mayor cantidad de alimentos complementarios de origen animal. Asimismo, se recomienda utilizar el índice de masa corporal para detectar oportunamente problemas nutricios de déficit o exceso. La prevención del peso bajo al nacer requiere otorgar a la madre una atención prenatal de calidad, favorecer el acceso a los servicios de salud y una atención profesional del nacimiento. Para prevenir la anemia carencial se destaca la importancia de una correcta orientación alimentaria, eliminar los factores que ocasionan microsangrado gastrointestinal, adicionar hierro a los alimentos de consumo popular, aumentar las reservas al nacimiento y dar a los niños suplementos con sales específicas de hierro y ácido fólico. Para disminuir el retardo de la talla para la edad, que se encuentra vinculado a la deficiencia de cinc, se considera que la forma más eficaz de aportar este micro nutrimento es con suplementos que lo contengan y con alimentos de origen animal, además de productos del mar. De los problemas emergentes se menciona sólo la prevención de la obesidad por sus graves repercusiones. Ante la dificultad actual para decidir qué medidas son costo-efectivas, y ante el elevado fracaso terapéutico, se destaca la prevención como estrategia para su contención. Se enfatiza que es un problema de salud que estrictamente no es una responsabilidad médica o de los sistemas de salud, pero se proponen acciones alrededor de la ecuación del balance energético, abarcando desde la gestación a la edad escolar, en la que deben participar los individuos, los padres de familia, escuelas, maestros, productores de alimentos, publicistas y funcionarios públicos para modificar factores de riesgo como la cantidad y composición de los alimentos, además de la necesidad de eliminar el sedentarismo como forma de bienestar.