The objective of this study is to analyse the social inequalities in health status, health related behaviours and mortality among the 25-64 years Spanish population. Data come from the 1997 Spanish National Health Survey, the 1999 Spanish National Survey on Working Conditions, the 2001 Yearbook of Labour and Social Affairs Statistics and the 1998 Mortality Statistics. Most health-related behaviours are more unfavourable for men (smoking, alcohol consumption and overweight) and for less privileged social classes. Among women, entrance into the labour market is associated with more unhealthy behaviours except for overweight. Low weight, however, is more frequent among employed females. Self-perceived health status is better among men, more privileged social class persons and among workers. Whereas classical physical job hazards and work injuries mostly affect men, the impact of psychosocial job hazards and of exposures derived from the domestic work is higher for women. As in other developed countries, the paradox exists that whereas women have a poorer self-perceived health status, mortality is higher among men. The male excess in mortality is related to health-related behaviours that to a great extent are determined by traditional values assigned to masculinity, with higher consumption of tobacco (lung cancer), alcohol (cirrhosis), drugs (HIV and AIDS) and risky behaviours related to injuries. Health policies should take into account social inequalities in health determined by gender, social class and employment status. For doing so, it is important to increase the development of research on social inequalities and of health information systems sensitive to social inequalities.
El objetivo de este estudio es analizar las desigualdades sociales en el estado de salud, los estilos de vida y la mortalidad de la población española de 25 a 64 años de edad. Se utilizan como fuentes de datos la Encuesta Nacional de Salud de 1997, la Encuesta Nacional de Condiciones del Trabajo de 1999, el Anuario de Estadísticas Laborales y de Asuntos Sociales de 2001 y las estadísticas de mortalidad de 1998. La mayoría de los estilos de vida son más desfavorables para los hombres (tabaquismo, consumo de alcohol y sobrepeso) y las clases más desfavorecidas. En las mujeres, la entrada al mercado laboral se asocia con la adopción de conductas más insalubres, salvo en el caso del sobrepeso. El bajo peso, sin embargo, es más frecuente en las empleadas. El estado de salud percibido es mejor en los hombres, las personas de clases más favorecidas y las ocupadas. Mientras los riesgos laborales clásicos, de naturaleza física, y los accidentes de trabajo afectan fundamentalmente a los hombres, el impacto de los riesgos de naturaleza psicosocial y los derivados de la exposición al trabajo doméstico es superior en las mujeres. Como en otros países desarrollados, se da la paradoja de que frente al peor estado de salud percibido de las mujeres, las tasas de mortalidad son superiores en los hombres. Este exceso de mortalidad en el sexo masculino se asocia con conductas de riesgo determinadas en gran parte por los valores tradicionales asociados a la masculinidad, con mayor consumo de tabaco (cáncer de pulmón), de alcohol (cirrosis hepática), drogas (virus de la inmunodeficiencia humana [VIH] y sida) y conductas de riesgo ligadas a los accidentes. Las políticas sanitarias deben tener en cuenta la existencia de desigualdades sociales en salud determinadas por el género, la clase social y la situación laboral. Para ello, es importante un mayor desarrollo de la investigación sobre las desigualdades sociales y de sistemas de información en salud sensibles a las desigualdades sociales.