Resumen En el cine cubano de las últimas décadas aparecen continuamente espacios que en el pasado reciente fueron portadores de la teleología revolucionaria. Se trata de antiguas «escuelas en el campo», poblados campesinos fundados al calor de la épica revolucionaria y centrales azucareros y electronucleares. En el presente artículo, a partir de las obras El proyecto (Alonso, 2017), Despertando a Quan Tri (Pérez, 2005) y Melaza (Lechuga, 2012), se analiza el modo en que estos espacios, que en este análisis se llaman residuales, portan una materia significativa que muestra el agotamiento de la temporalidad teleológica de la Revolución cubana. En tanto residuo, se estudia el modo en que se despliega en estos espacios un tipo de temporalidad marcada por los tiempos muertos, donde vivir en tiempo muerto, como lo muestra el corpus de estudio, implica una distancia de toda acción y acontecimiento, de la historia y las narraciones. Se concluye precisando el modo en que, a través de una «escritura entre líneas» que desafía también al lenguaje instituido, estos materiales retan las narrativas oficiales con las que se cuenta la historia de la nación, de absoluto dominio del Estado.
Abstract In the Cuban cinema of the last decades appear continuously some spaces were carriers of revolutionary teleology in the recent past. These are old “schools in the countryside”, peasant villages founded in the heat of the revolutionary epic, and sugar and nuclear plants. In this article, based on the works El proyecto (Alonso, 2017), Despertando a Quan Tri (Pérez, 2005) and Melaza (Lechuga, 2012), it´s analyzed the way these spaces, which can be called residual, carry significant matter that shows the exhaustion of the teleological temporality of the Cuban Revolution. As a residue, the way in which a type of temporality marked by dead time unfolds in these spaces is studied in this article. This time, where living in dead time, as shown by the materials analized, implies a distance from all action and events, from history and narratives. This article concludes by specifying how, through a "writing between the lines" that also challenges the instituted language, these materials challenge the official narratives with which the History of the nation, of absolute State dominance, is told.