Abstract: This article examines the perspectives of young people, family members, teachers, and principals that support the process of transition from primary to secondary education for eighth-grade students in schools with high levels of social vulnerability. It analyzes the role and expectations of actors that support this transition, as well as the expectations of the young people themselves and those of their families. A total of 32 students and 12 of their mothers were interviewed, in addition to teachers and school principals. The analysis of these interviews reveals that, regardless of their levels of achievement, all of the students expect to complete secondary education and successfully join the labor market. The adult references for these students are almost exclusively their families, and their accounts make no mention of actors from the school. Meanwhile, principals and teachers have low expectations regarding the educational future of the eighth-grade students and believe it to be a level of education on which they have little potential impact. In this context, students experience the transition to secondary education with little support from the schools, which, in addition to the low expectations, jeopardizes the success of this transition.
Resumen: Este estudio aborda las perspectivas de jóvenes, familiares, docentes y directivos que acompañan el proceso de transición desde la educación primaria a la secundaria de estudiantes de octavo año básico en establecimientos de alta vulnerabilidad social. Se analizan el rol y las expectativas de los actores que acompañan esta transición, así como las expectativas de los propios jóvenes y sus familias. Se entrevistaron 32 jóvenes, así como las madres de 12 de ellos, docentes y directivos. Los análisis muestran que, más allá de su rendimiento, todos los estudiantes esperan completar la educación secundaria e integrarse exitosamente en el mundo laboral. El referente casi exclusivo de los jóvenes son sus familias; los docentes y otros actores del establecimiento escolar están ausentes de sus relatos. Los directivos y docentes, por su parte, tienen bajas expectativas respecto del futuro educativo de los estudiantes de octavo año, y consideran que se trata de un nivel en el que tienen pocas posibilidades de impactar. En este contexto, los jóvenes viven la transición a la educación media con escaso acompañamiento por parte de los establecimientos, lo que, sumado a las bajas expectativas, supone una situación que pone en riesgo el éxito de esta transición.