Abstract Objective: although osteoporosis develops in advanced stages of life, it must be prevented and stopped from the pediatric age, acting on modifiable factors, especially diet and lifestyle. The objective of this work is to review the latest evidence on nutritional improvements that can help in the prevention and control of the disease. Methods: bibliographic search related to the topic. Results: it is advisable to avoid energy restrictions, especially in postmenopausal women and particularly if they have osteopenia/osteoporosis since, in relation to these pathologies, excess weight may be preferable, rather than underweight. Protein intake higher than the recommended one is beneficial for the bone, provided that the calcium intake is adequate. Excessive intake of sugar and saturated fat should be avoided, but attempts should be made to achieve the nutritional goals set for ω-3 polyunsaturated fatty acids and fiber. It is important to monitor vitamin D status and calcium intake, which is inadequate in high percentages of individuals, as well as improving the contribution of vitamins K, C and group B, and also magnesium, potassium, iron, zinc, copper, fluorine, manganese, silicon and boron, and avoiding the excessive contribution of phosphorus and sodium. Conclusions: osteoporosis is an underdiagnosed pathology and of increasing prevalence. Due to its high morbidity and mortality, prevention is important and, from a nutritional point of view, it is convenient to bring the diet closer to the theoretical ideal. In general, increasing the consumption of dairy products, fish, vegetables and fruits, as well as reducing the consumption of salt, during childhood and throughout life, seems convenient for the bone improvement of most of the population.
Resumen Introducción y objetivos: la osteoporosis, aunque se manifiesta en etapas avanzadas de la vida, se debe prevenir y frenar desde la edad pediátrica, actuando sobre los factores modificables, especialmente la alimentación y el estilo de vida. El objetivo del presente trabajo es revisar las últimas evidencias sobre las mejoras nutricionales que pueden ayudar en la prevención y el control de la enfermedad. Métodos: búsqueda bibliográfica en relación con el tema. Resultados: conviene evitar las restricciones energéticas, especialmente en mujeres posmenopáusicas, sobre todo si tienen osteopenia/osteoporosis dado que, en relación con estas patologías, puede ser preferible un exceso de peso frente a un peso insuficiente. Una ingesta proteica superior a la recomendada es beneficiosa para el hueso siempre que la ingesta de calcio sea adecuada. Se debe evitar una ingesta excesiva de azúcar y de grasa saturada, pero se deben intentar alcanzar los objetivos nutricionales marcados para los ácidos grasos poliinsaturados ω-3 y la fibra. Es importante vigilar la situación en vitamina D y la ingesta de calcio, que es inadecuada en elevados porcentajes de individuos. También conviene mejorar el aporte de vitaminas K, C y del grupo B, así como de magnesio, potasio, hierro, zinc, cobre, flúor, manganeso, silicio y boro, y evitar el aporte excesivo de fósforo y sodio. Conclusiones: la osteoporosis es una patología infradiagnosticada y de prevalencia creciente. Por su elevada morbilidad y mortalidad es importante la prevención y desde el punto de vista nutricional conviene aproximar la dieta al ideal teórico. En general, el incremento en el consumo de lácteos, pescado, verduras, hortalizas y frutas, así como la reducción del consumo de sal, durante la infancia y a lo largo de la vida parecen convenientes para la mejora ósea de la mayor parte de la población.