OBJECTIVE: To evaluate the accuracy of the self-reported body mass index and body image perception in a population of Mexican adults. MATERIAL AND METHODS: In 1998, in the state of Morelos, Mexico, participants in the longitudinal study of Mexican Social Security Institute workers "IMSS Cohort Study" responded to a baseline, self-administered questionnaire designed to collect a large variety of lifestyle risk factors for chronic diseases. Participants self-reported their body image by selecting the silhouette that best portrayed them, from a set of silhouettes ranked from 1 to 9. Participants also self-reported their current weight and height, unaware that direct measurements of weight and height were to follow. Four to eight months later participants were weighed and their heights were measured using standardized procedures. Spearman correlations were computed to analyze the correlation between self-reported and measured data. The Kruskal-Wallis test was used to evaluate the magnitude of difference between measured and self-reported height, weight and body mass index (BMI) (measured minus self-reported), by educational level and categories of age. Robust regression was used to evaluate the potential effect of specific individual characteristics on differences between measured and self-reported weight and height. Logistic regression analysis was used to evaluate the sensitivity, specificity, and predictive values for BMI. RESULTS: The study included 934 subjects, of which 62.6% were female. Females had a mean measured height of 1.55 m (SD 0.06) and weight of 65.4 kg (SD 10.9), while males had a mean height of 1.67 m (SD 0.06) and weight of 77.7 kg (SD 12.5). The mean BMI was 27.4 kg/m² (SD 4.3) (females: 27.2 kg/m² ±4.45; males: 27.8±3.87). The median of body image perception (BIP) was 5 (25th percentile=4; 75th percentile=6). Correlations between measured and self-reported height, weight, and BMI for all subjects were 0.94, 0.96, and 0.90, respectively. The correlation between BMI and BIP was 0.64 (0.67 for females and 0.59 for males). Self-reported mean varied no more than 1.3 cm from measured height and no more than 3.17 kg from measured weight. Error estimations of height, weight, and BMI decreased with educational level. Sensitivity and specificity before adjusting self-reported BMI with overweight and obesity categories that were collapsed into one were 94.8 and 83.0%, respectively; for BIP, those values were 87.6 and 48.9%. CONCLUSIONS: The results suggest that self-reported BMI and BIP can be useful indicators of an overweight condition in Mexican adults. The sensitivities and specificities associated with corrected self-reported BMI categories could be used to adjust odds ratios and relative risks, calculated from BMI levels derived from the self-reported BMI. Body image perception made it possible to correctly classify individuals with BMI > 25, showing that it may be a valid estimate for use in epidemiological surveys.
OBJETIVO: Evaluar la precisión del autorreporte de índice de masa corporal y de la percepción de la imagen corporal en población adulta mexicana. MATERIAL Y MÉTODOS: En 1998, en el estado de Morelos, México, trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social participaron en el "Estudio de cohorte del IMSS", de tipo longitudinal, y respondieron un cuestionario autoaplicado, diseñado para recabar una gran variedad de factores de riesgo para enfermedades crónicas con base en estilos de vida. Los participantes autorreportaron su imagen corporal seleccionando la silueta que mejor les representaba, entre un juego de siluetas numeradas del 1 al 9. Asimismo, informaron su peso y talla actuales, sin saber que posteriormente habría un seguimiento de medidas directas de peso y talla. Entre 4 y 8 meses después se pesó y midió a los participantes bajo procedimientos estandarizados. Se calcularon correlaciones Spearman para analizar la correlación entre los datos autorreportados y las medidas tomadas. Se utilizó la prueba Kruskal-Wallis para evaluar la magnitud de la diferencia entre la talla, el peso y el IMC reportados y los medidos (medido menos autorreportado), por nivel de educación y por rango de edad. Se utilizó regresión robusta para evaluar el efecto potencial de las características específicas individuales de la diferencia del peso y de la talla, tanto en los medidos como en los reportados. Se hizo análisis de regresión logística para evaluar la sensibilidad, especificidad y valores predictivos para el índice de masa corporal. RESULTADOS: El estudio incluyó a 934 individuos, de los cuales 62.6% fueron mujeres; éstas tuvieron una media de talla de 1.55 m ±0.06 y un peso de 65.4 kg ±10.9, mientras que en los hombres la media de talla fue de 1.67 m ±0.06 y el peso de 77.7 kg ±12.5. La media del IMC fue de 27.4 kg/m² ± 4.3 (mujeres: 27.2 kg/m² ±4.45; hombres: 27.8±3.87). La mediana de la percepción de la imagen corporal fue 5 (percentil 25= 4; percentil 75= 6). Las correlaciones entre la talla, el peso y el IMC medidos y autorreportados para todos los sujetos fueron de 0.94, 0.96, y 0.90, respectivamente. La correlación entre el IMC y la percepción de la imagen corporal fue de 0.64 (0.67 para las mujeres, y 0.59 para los hombres). La media de lo autorreportado no tuvo variación mayor de 1.3 cm con la talla medida, y no más de 3.17 kg con el peso medido. Los errores de estimaciones de peso, talla e IMC disminuyeron en relación con el nivel de educación. La sensibilidad y la especificidad, antes de ajustar el autorreporte del IMC con las categorías de sobrepeso y obesidad que se colapsaron en una, fueron 94.8 y 83.0%, respectivamente. Para la percepción de la imagen corporal esos valores fueron de 87.6 y 48.9%. DISCUSIÓN: Los resultados de este trabajo sugieren que el IMC y la percepción de la imagen corporal autorreportados pueden ser indicadores útiles acerca de la condición de sobrepeso en adultos mexicanos. Las sensibilidades y especificidades asociadas con las categorías autorreportadas corregidas de IMC pueden utilizarse para ajustar razones de momios y riesgos relativos, calculados de los niveles derivados del IMC autorreportado. La percepción de imagen corporal permitió la correcta clasificación de individuos con IMC > 25, y mostró que puede ser un estimado válido para utilizarse en estudios epidemiológicos.