The objectives of this article are to describe the evidence base for alcohol policy in the Americas, to evaluate the extent to which national policies are likely to have an impact on public health, and to identify areas where alcohol policies could be improved. The paper begins with a brief review of epidemiological surveys of the prevalence of alcohol problems in the Americas. This is followed by an analysis of 32 prevention strategies and interventions in terms of the evidence for their effectiveness, amount of research support, cost to implement, and other feasibility issues. Overall, the strategies and interventions with the greatest amount of empirical support are low blood alcohol concentration levels for driving while intoxicated, controls on alcohol availability, age limits on alcohol purchases, and relatively high alcohol prices. The implications of the evidence are next discussed in relation to alcohol policy initiatives in the Americas, based on an analysis of the extent to which strategies and interventions currently used in 25 countries of the Americas are likely to have a public health impact on alcohol-related problems. The countries that have adopted the policies with the highest expected impact overall are Colombia, Costa Rica, Venezuela, and El Salvador. Nevertheless, the analysis indicates that almost all the countries of the Americas could improve the likelihood of preventing alcohol-related problems. Policy efforts in the developing countries of Latin America should focus on improving countermeasures against driving while intoxicated, measures that alter the drinking context, and limits on physical availability. For the developed, high-income countries of North America the goal should be to prevent deterioration of current drinking patterns and to reduce the overall volume of drinking. Given the low to moderate cost of many of the policies reviewed in this article, it now seems possible for communities and nations to substantially reduce the alcohol-related burden of illness in the Americas.
El presente artículo tiene como objetivos describir los datos probatorios en que se deben basar las políticas contra el alcoholismo en las Américas, evaluar en qué medida las políticas nacionales pueden tener un impacto en la salud pública e identificar las áreas en que estas políticas pueden mejorar. En el artículo se presenta una breve revisión de las encuestas epidemiológicas realizadas para evaluar la prevalencia de los problemas relacionados con el consumo de alcohol en la Región y se analizan 32 estrategias e intervenciones de prevención a la luz de pruebas de su eficacia, el volumen de investigaciones que las respaldan, el costo de su implementación y otros aspectos prácticos. En general, las estrategias e intervenciones con mayor respaldo empírico son los bajos valores de alcoholemia mientras se conduce, los controles sobre el acceso al alcohol, los límites de edad para comprar bebidas alcohólicas y el elevado precio relativo de ellas. Se discuten las implicaciones de los datos en relación con las iniciativas para combatir el alcoholismo en las Américas, según un análisis de la medida en que las políticas e intervenciones empleadas actualmente en 25 países de las Américas pueden tener un impacto sanitario positivo en los problemas relacionados con el consumo de alcohol. Los países que han adoptado las políticas con el mayor impacto esperado son Colombia, Costa Rica, Venezuela y El Salvador. No obstante, el análisis indica que casi todos los países de las Américas podrían mejorar sus posibilidades de evitar problemas relacionados con el alcoholismo. En los países en desarrollo de América Latina, las políticas deben concentrarse en fortalecer las medidas que prohíben conducir en estado de embriaguez, las que modifican el contexto en que se consumen bebidas alcohólicas, y los límites de disponibilidad física. Para los países desarrollados y con altos ingresos de América del Norte, el objetivo debe ser evitar el deterioro de los patrones actuales de consumo y reducir el volumen general de ese consumo. Tomando en cuenta el bajo o moderado costo de muchas de las políticas analizadas en este artículo, es factible que las comunidades y naciones reduzcan notablemente la carga de enfermedades relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas en las Américas.