The purpose of this article is to analyze questions on a complex ethic, medical and caring dilemma about reasons to continue or suspend compelled alimentation in really old patients carrying progressive acute dementia. Traditionally, the principle of life holiness supports the idea that life should be extended at all costs and the decision to continue feeding the patients is not questioned. However, revolutionary ideas are arising about attitudes, concepts and value of treatment, conducting an urgent need to discuss this problem deeply. Until when should we compel demented patients to eat, as they do not accept food and have to be fed through a catheter or intraveined alimentation, tying back their hands or using other measures? This discussion occurred in a geriatric institution at Israel, when a doctor's order was not accepted by nurses, as they had a different way of seeing the problem. A national conference on this theme was organized with the attendance of doctors, nurses, social workers and psychologists.
El próposito de este artículo es analizar las preguntas que rodean un común pero complejo dilema ético, médico y asistencial, llamado la justificación de continuar o suspender la alimentación forzada en pacientes extremadamente ancianos que sufren de aguda demencia progresiva. Tradicionalmente el principio de santidad de la vida apoya la idea que la vida debe ser prolongada a todo costo y la decisión de continuar com la alimentación, no se pone en duda. Sin embargo, últimamente han surgido gran cantidad de ideas revolucionarias hacia las actitudes, las concepciones y los valores del tratamiento, los cuales han guiado hacia una urgente necesidad de discutir el problema en un sentido mas profundo. Hasta qué punto debemos alimentar a la fuerza un paciente demente, el cual se niega a comer (sonda, alimentación intravenosa), atando sus manos o utilizando otras medidas? Esto ocurrío en un instituto geriátrico en Israel, donde una orden médica de un determinado médico consterno a las enfermeras de planta, las cuales decidieron que en este específico caso su punto de vista no era similar al del médico. El resultado fue una conferencia nacional con la participación de médicos, enfermeras, trabajadores sociales y sicólogos.