Integrated Pest Management (IPM) programs based on the temporal variability of insect pests have been successfully implemented worldwide. These programs have been carried out by applying control strategies based on the existing knowledge about pest biology and population dynamics. However, systems based on temporal variability are insufficient to optimize plant protection and especially to reduce the environmental impact of area-wide control measures. This situation drove to the new concept of "site-specific IPM". Currently, there are tools to implement large-scale studies (at a zonal and a regional level), allowing to describe and analyze the spatial distribution of insect populations via the management and analysis of large data sets (GIS, GPS, and geostatistics). Geostatistics measures the spatial fluctuations of the variables under study based on rigorous sampling, afterwards adjusting a semivariogram, interpolating and building maps of iso-lines with different levels of population densities. This has allowed to simplify forecasting and monitoring systems, determining both the location and the optimum number of samples to be taken on sites showed by iso-lines. In order to decide where control measurements should be applied, maps with geographical coordinates showing the spatial location of spots with high population density are used (regardless of the control strategy applied). Furthermore, these methods can be used to identify areas where, considering their special characteristics, selective large-scale control tactics, as mating disruption or the release of natural enemies could be applied.
A nivel mundial se han implementado programas de Manejo Integrado de Plagas (MIP) exitosos, basados en la variabilidad temporal de insectos plaga. Esto se ha llevado a cabo aplicando estrategias de control basadas en el conocimiento de la biología de la plaga y de su dinámica poblacional. Los sistemas basados en la variabilidad temporal son limitados para optimizar la protección fitosanitaria y sobre todo para disminuir el impacto ambiental de las medidas de control en áreas extensas, lo cual ha dado sustento a un concepto nuevo "el MIP en el Sitio Específico". Actualmente existen herramientas disponibles para implementar estudios a gran escala (zonas o regiones), ya que permiten el manejo y análisis de grandes series de datos para describir y analizar la distribución espacial de las poblaciones de insectos (SIG, GPS y Geoestadística). La Geoestadística mide la variabilidad espacial de las variables en estudio a partir de muestreos rigurosos, para luego ajustar un semivariograma, interpolar y construir mapas de isolíneas con sus diferentes densidades poblacionales. Lo anterior ha permitido la simplificación de los sistemas de pronóstico, determinando tanto la localización como el número óptimo de muestras a tomar en los sitios que indican las isolíneas. Los mapas sirven para tomar decisiones de manejo en los cultivos, señalando la ubicación (según coordenadas geográficas) de focos de altas densidades poblacionales, de amplia utilidad independientemente de la medida de control a seleccionar. Pero además permiten identificar zonas, en las que por sus características particulares se pueden aplicar a gran escala tácticas de control, tan selectivas como la confusión sexual o la liberación de enemigos naturales.