Los procesos de formación ciudadana se han centrado en el fortalecimiento de los razonamientos y justificaciones, propios de la vía cognitiva de la moral, lo que ha llevado a situar los sentimientos morales y políticos en un lugar restringido. Esto permite comprender, en buena medida, las razones por las cuales dichos sentimientos no han sido valorados como vitales para nuestra vida política y moral. Por ello, la empatía, la solidaridad, la indignación, entre otros sentimientos, han sido despojados de su naturaleza intersubjetiva y relegados al campo de lo irracional. Precisamente, en este artículo se presentan algunos atributos y estigmas de los sentimientos en los procesos de formación cívica. Para ello, se analizan algunos textos escolares (del año 1800) y se exponen los resultados de entrevistas a miembros de instituciones educativas afectadas por el conflicto armado colombiano. Consideramos que el sentido de lo público, los procesos de socialización y las formas de acción colectiva están motivados, de alguna manera, por sentimientos que generan rechazo/indiferencia ante situaciones de vulneración de derechos.
The processes of civic education have been focused on the strengthening of the cognitive path of morals, which has led to locating moral and political feelings in a restricted place. This allows us to understand, to a considerable extent, the reasons for which we have valued these feelings as vital for our political and moral life. Because of this, feelings such as empathy, solidarity, indignation, among others, have been stripped of their intersubjective nature and been pushed back into the field of irrationality. In order to account for this, this article presents some attributes and stigmas of feelings in the process of civic education. To this aim, scholarly texts are analysed (1800, to be exact), and the results of interviews with members of educational institutions in four Colombian departments affected by the Colombian armed conflict are given. We consider that the meaning of the public, the processes of socialisation, subjectivity, as well as our forms of collective action, are motivated, in some way, by feelings which trigger rejection/indifference; resistance/apathy when faced with situations where our rights are violated.