INTRODUCTION: There is a paucity of published data on the type of conditions that require surgery among children in sub-Saharan Africa. Such information is necessary for assessing the impact of such conditions on child health and for setting priorities to improve paediatric surgical care. METHODS: Described in the article is a 29-month prospective study of all children aged <15 years who were admitted to a government referral hospital in the Gambia from January 1996 to May 1998. RESULTS: A total of 1726 children were admitted with surgical problems. Surgical patients accounted for 11.3% of paediatric admissions and 34 625 total inpatient days. The most common admission diagnoses were injuries (46.9%), congenital anomalies (24.3%), and infections requiring surgery (14.5%). The diagnoses that accounted for the greatest number of inpatient days were burns (18.8%), osteomyelitis (15.4%), fractures (12.7%), soft tissue injuries (3.9%), and head injuries (3.4%). Gambian children were rarely admitted for appendicitis and never admitted for hypertrophic pyloric stenosis. The leading causes of surgical deaths were burns, congenital anomalies, and injuries other than burns. DISCUSSION: Prevention of childhood injuries and better trauma management, especially at the primary and secondary health care levels, should be the priorities for improving paediatric surgical care in sub-Saharan Africa. Surgical care of children should be considered an essential component of child health programmes in developing countries.
Los datos de que disponemos sobre la población infantil del África subsahariana son insuficientes en lo que respecta al espectro de afecciones quirúrgicas, la mortalidad y la morbilidad asociadas a la falta de servicios quirúrgicos, y la carga que suponen las enfermedades pediátricas de carácter quirúrgico para los sistemas de salud. Esa insuficiente información ha dificultado la tarea de definir un papel apropiado para la cirugía pediátrica en África, así como la evaluación de la repercusión en la salud infantil de las enfermedades que requieren cirugía. A fin de caracterizar mejor la epidemiología de las enfermedades pediátricas que requieren cirugía en el África subsahariana, procedimos a estudiar retrospectivamente a todos los niños menores de 15 años que habían sido ingresados en un hospital de derivación público en Gambia durante el periodo de enero de 1996 a mayo de 1998. En total habían sido ingresados 1726 niños con problemas quirúrgicos, lo que representaba el 11,3% de los ingresos de pediatría y un total de 34 625 días de hospitalización. Los niños africanos se ven afectados por un amplio espectro de enfermedades que requieren atención quirúrgica. La mayoría de los pacientes, sin embargo, pueden clasificarse en tres categorías diagnósticas principales: traumatismos, anomalías congénitas, e infecciones quirúrgicas. En nuestra serie, estas tres categorías diagnósticas representaban casi el 90% de los ingresos de cirugía pediátrica. Los traumatismos son la principal causa de ingreso (46,9%), ocasionan el mayor número de días de hospitalización (49,1%), y son asimismo la primera causa de defunción quirúrgica (48%). El diagnóstico más frecuente de traumatismo fueron las quemaduras (18,1%), seguidas de las fracturas (9,8%) y los traumatismos craneales (7,6%). Considerando los casos con un solo diagnóstico, las quemaduras fueron la causa del mayor número de días de hospitalización (18,8%) y la causa principal de defunción quirúrgica (36%). Las quemaduras eran más frecuentes durante la estación fría, y los traumatismos craneales se daban con mayor frecuencia durante la temporada de recolecta del mango, en la que participan muchos niños trepando a los árboles. Las anomalías congénitas (24,3%) fueron la segunda categoría diagnóstica más frecuente. El dato más llamativo sobre este grupo de niños es la tardanza con que los llevaron al hospital. La edad promedio de los niños con tales anomalías fue de 3,9 años (intervalo de confianza del 95%: 3,5-4,2). En total un 70% de los niños ingresados con anomalías congénitas superaban el año de edad. Al igual que la mayoría de los países del África subsahariana, Gambia no somete sistemáticamente a sus recién nacidos a un cribado de las posibles anomalías congénitas. Las infecciones quirúrgicas (14,5%) fueron la tercera categoría diagnóstica más frecuente, con predominio de la osteomielitis crónica. La osteomielitis representó el 5,7% de los ingresos totales, y el 15,4% de todos los días de hospitalización, situándose sólo por detrás de las quemaduras en lo tocante a esta última variable. Nuestros datos ilustran el grave problema que supone la osteomielitis para los niños que viven en el África subsahariana, y la enorme carga que esta afección impone a los servicios de salud. Los niños gambianos rara vez eran ingresados por apendicitis, y nunca por estenosis pilórica hipertrófica, dos de las afecciones de cirugía pediátrica más frecuentes en los países industrializados. La apendicitis ocupaba el 24º lugar en la clasificación de diagnósticos más frecuentes en el momento del ingreso entre los niños estudiados. Creemos que el número relativamente bajo de ingresos por apendicitis y la ausencia de casos de estenosis pilórica que muestra nuestra serie refleja la existencia de diferencias reales en la incidencia de esas enfermedades en la población de Gambia. Nuestros datos indican que la prevención de los traumatismos infantiles y la mejora del manejo de los traumatismos deberían ser intervenciones prioritarias para mejorar la cirugía pediátrica en el África subsahariana. La prevención de los traumatismos ha tenido resultados muy satisfactorios en los países industrializados, y constituye probablemente también la estrategia más eficaz con relación al costo en el África subsahariana. Puesto que los programas de prevención no lograrán eliminar por completo los traumatismos en la infancia, la mejora de la atención dispensada a los niños que los sufren también debe ser una prioridad. Nuestros datos parecen subrayar la necesidad de mejorar el manejo de los traumatismos en los niveles asistenciales primario y secundario. La atención básica a los traumatizados a esos niveles es indispensable para evitar la morbilidad y la mortalidad asociadas a los ingresos tardíos. Esta estrategia aliviaría además la carga de los hospitales de derivación, desbordados actualmente por enfermedades que requieren intervenciones quirúrgicas relativamente menores.
Pour les enfants vivant en Afrique subsaharienne, nous manquons de données dans les domaines suivants : spectre des affections chirurgicales, mortalité et morbidité associées à l’absence de services de chirurgie, charge des affections chirurgicales pédiatriques sur les systèmes de santé. Il est de ce fait difficile de définir un rôle approprié pour la chirurgie pédiatrique en Afrique et d’é valuer l’impact des affections chirurgicales sur la santé de l’enfant. Afin de mieux définir l’épidémiologie des affections chirurgicales pédiatriques en Afrique subsaharienne, nous avons réalisé une étude prospective sur tous les enfants de moins de 15 ans admis dans un hôpital public de recours en Gambie entre janvier 1996 et mai 1998. Au total, 1726 enfants ont été hospitalisés pour des problèmes nécessitant une intervention chirurgicale, ce qui représente 11,3 % des admissions pédiatriques et 34 625 jours d’hospitalisation. Les enfants africains sont touchés par de nombreuses affections chirurgicales, mais la plupart des cas appartiennent trois grandes catégories - les traumatismes, les anomalies congénitales et les infections. Dans la série étudiée, ces trois catégories diagnostiques représentaient près de 90% des hospitalisations en chirurgie pédiatrique. Les traumatismes étaient à l’origine du plus grand nombre d’admissions (46,9 %) et de jours d’hospitalisation (49,1 %), et ils étaient la cause majeure des décès chirurgicaux (48 %). Les brûlures constituaient le diagnostic le plus fréquent (18,1 %) ; elles étaient suivies par les fractures (9,8 %) et les traumatismes crâniens (7,6 %). Les brûlures en tant que cause unique de traumatisme étaient à l’origine du plus grand nombre de jours d’hospitalisation (18,8%) et de décès chirurgicaux (36 %). Elles étaient surtout fréquentes pendant la saison fraîche, alors que les traumatismes crâniens survenaient plus fréquemment la saison des mangues, lorsque les enfants grimpent aux arbres pour cueillir les fruits. Les anomalies congénitales (24,3 %) représentaient par leur fréquence la deuxième catégorie diagnostique. La caractéristique la plus frappante dans ce groupe d’enfants était la consultation tardive. L’âge moyen des enfants hospitalisés pour une anomalie congénitale était de 3,9 ans (intervalle de confiance à 95%: 3,5-4,2), et 70 % d’entre eux avaient plus d’un an à l’admission. Comme la plupart des pays d’Afrique subsaharienne, la Gambie ne procède pas au dépistage systématique des anomalies congénitales chez les nouveau-nés. La troisième catégorie de diagnostic par sa fréquence était constituée par les infections chirurgicales (14,5%), avec au premier plan les ostéomyélites chroniques. L’ostéomyélite était à l’origine de 5,7 % de l’ensemble des admissions et 15,4 % des jours d’hospitalisation, et venait juste après les brûlures pour le nombre total de jours d’hospitalisation. Nos données illustrent la gravité du problème de l’ostéomyélite chez les enfants africains et le lourd fardeau que cette affection fait peser sur les services de santé. Les enfants gambiens étaient rarement hospitalisés pour une appendicite et jamais pour une sténose hypertrophique du pylore, deux des affections chirurgicales pédiatriques les plus courantes dans les pays industrialisés. L’appendicite venait au 24e rang des diagnostics à l’admission chez les enfants étudiés. Nous pensons que le nombre relativement faible d’hospitalisations pour appendicite et l’absence de sténose pylorique dans notre série reflètent des différences réelles d’incidence de ces maladies dans la population gambienne. D’après nos données, l’amélioration des soins de chirurgie pédiatrique en Afrique subsaharienne devrait passer en priorité par la prévention des traumatismes chez l’enfant et par leur meilleure prise en charge. La prévention des traumatismes a été une réussite incontestable dans les pays industrialisés, et serait probablement la stratégie ayant le meilleur rapport coût-efficacité en Afrique subsaharienne également. Comme les programmes de prévention n’élimineront pas entièrement les traumatismes chez l’enfant, il faudra également accorder la priorité à l’amélioration des soins aux enfants qui en sont victimes. Nos données montrent qu’il serait nécessaire d’améliorer la prise en charge des traumatismes aux niveaux primaire et secondaire des soins de santé. Il est indispensable d’assurer le traitement de base des traumatismes à ces niveaux si l’on veut éviter la morbidité et la mortalité associées à une consultation tardive. Cette stratégie éviterait aussi d’accroître la charge des hôpitaux de recours, déjà débordés par le traitement d’affections chirurgicales relativement mineures.