Abstract: Part I of the essay on aptitudes and medical education in this dark age begins with a statement: the understanding of education requires to decipher our time and recognise that the cultural order (that which makes us “humans”) subordinated the biological order and gave form to each historical period up to the current one. This is characterised as: the exhaustion and ruin of a civilization, based on the limitless quest for profit that allows commercialisation of the most sublime and vilest of the human condition, and make a profit from the worst atrocities and planetary devastation. How to characterise the education that coexist “silently” with such degradation? As passive and permissive on having to fulfil its social role (real, not idealised) of reproducing prevailing ideas and practices, and now the degrading attributes: passivity, individualism, competitiveness, consumerism that underlie the collapse of civilization. Prevalent education is passive because it ignores the life experience of students. It promotes an ephemeral learning without direction, based upon an idea of knowledge as the ingestion and retention of information. The characters of passive education are specified in terms of programs, profiles, school activities, evaluation, idea of progress, and social consequences (in which the current fashion phase are professional competences), which far from promoting the spiritual, intellectual and moral improvement of human condition, are “involuntary accomplices” of the collapse. At the end considerations on the education of physicians are made and it is argued why, despite numerous improvement initiatives, it remains captivated by passive education and dragged down by degradation.
Resumen: La parte I del ensayo sobre aptitudes y educación médica en esta época oscura, inicia con una afirmación, entender la educación realmente existente supone descifrar nuestro tiempo y reconocer, en principio, que el orden cultural (lo que nos hizo «humanos») subordinó al orden biológico y dio forma a cada periodo histórico hasta el actual caracterizado como: el agotamiento y la ruina de una civilización basada en el lucro sin límites que mercantiliza lo más sublime y lo más vil de la condición humana, y hace rentable las peores atrocidades y la devastación planetaria. ¿Cómo calificar a la educación que coexiste «en silencio» con tal degradación?, como pasiva y permisiva al tener que cumplir su papel social (real, no idealizado) de reproducir las ideas y prácticas dominantes, y ahora los atributos degradantes: pasividad, individualismo, competitividad, consumismo que subyacen al colapso civilizatorio. La educación prevalente es pasiva porque al desestimar la experiencia vital de los educandos, propicia un tipo de aprendizaje sin sentido y efímero cuya base es una idea de conocimiento como consumo y retención de información. Se especifican los caracteres de la educación pasiva en términos de programas, perfiles, actividades escolares, evaluación, idea de progreso y consecuencias sociales (cuya faz de moda son las competencias profesionales) y que, lejos de impulsar la superación espiritual, intelectual y moral de la condición humana, es «cómplice involuntaria» del colapso. Al final se hacen consideraciones acerca de la educación de los médicos y se argumenta por qué, a pesar de numerosas iniciativas de mejora, permanece presa de la educación pasiva y es arrastrada por la degradación.