Community-based services (CBS) have long used checklists to determine eligibility for contraceptive method use, in particular for combined oral contraceptives (COCs) and the 3-month injectable contraceptive depot-medroxyprogesterone acetate (DMPA). As safety information changes, however, checklists can quickly become outdated. Inconsistent checklists and eligibility criteria often cause uneven access to contraceptives. In 1996, WHO produced updated eligibility criteria for the use of all contraceptive methods. Based on these criteria, new checklists for COCs and DMPA were developed. This article describes the new checklists and their development. Several rounds of expert review produced checklists that were correct, comprehensible and consistent with the eligibility requirements. Nevertheless, field-testing of the checklists revealed that approximately half (48%) of the respondents felt that one or more questions still needed greater comprehensibility. These findings indicated the need for a checklist guide.In March 2000, WHO convened a meeting of experts to review the medical eligibility criteria for contraceptive use. The article reflects also the resulting updated checklist.
A fin de ampliar los servicios de planificación familiar fuera del ámbito clínico tradicional, los programas de salud reproductiva han empleado un sistema de servicios de planificación familiar de base comunitaria (SBC) que identifica a las mujeres que pueden empezar a utilizar de forma inocua métodos hormonales de anticoncepción (concretamente anticonceptivos orales e inyectables). Uno de los instrumentos más importantes empleados en esos servicios es la lista de comprobación. Estas listas consisten por lo general en preguntas de disyuntiva «sí/no» que permiten identificar determinadas situaciones y afecciones (como el amamantamiento o los antecedentes de ictus) que obligan a considerar contraindicados para las usuarias determinados tratamientos anticonceptivos hormonales si no van precedidos de una evaluación por parte de un dispensador de atención médica. Su uso es especialmente aconsejable en zonas remotas o en lugares en donde no se dispone de dispensadores de atención con formación médica.Sin embargo, pueden surgir problemas cuando se usan listas de comprobación basadas en criterios de selección obsoletos o imprecisos, que no reflejan los últimos conocimientos sobre la inocuidad de los métodos. Por ejemplo, un trabajador del SBC puede negar a una mujer apta el anticonceptivo de su elección o, a la inversa, la usuaria puede recibir un método anticonceptivo peligroso desde el punto de vista médico.Para afrontar ese problema, se han elaborado nuevas listas de comprobación al objeto de evaluar la pertinencia del uso de los anticonceptivos orales combinados (AOC) y del inyectable de acetato de medroxiprogesterona de liberación retardada (DMPA) en los programas de SBC. Dichas listas están basadas en un sistema de requisitos descrito en un documento de 1996 de la OMS titulado Improving access to quality care in family planning: medical eligibility criteria for contraceptive use. En él se describen con detalle los requisitos que para el uso de métodos anticonceptivos establecieron, tras un exhaustivo proceso de revisión y consenso, diversos expertos internacionales.Como parte del proceso de desarrollo de listas de comprobación, Family Health International (FHI) reunió las listas empleadas por los SBC en 33 programas de planificación familiar de África, Asia y América Latina. Las listas fueron traducidas, revisadas y evaluadas en lo tocante a su adecuación a las directrices de la OMS. Se elaboró un conjunto de listas de comprobación preliminares para el uso de AOC y DMPA, relacionándolas con cada una de las enfermedades clasificadas en las categorías 3 y 4 de la OMS, a fin de identificar a las mujeres que no pudiesen comenzar esos tratamientos a través de un dispensador de asistencia de los SBC. Se llevó a cabo una amplia revisión de las listas de comprobación mediante un proceso en tres niveles. Las listas se sometieron a pruebas de campo entre trabajadores y usuarias de SBC de cinco sitios internacionales. Los resultados de las pruebas indicaron que era necesario distribuir junto con las listas una guía de una página (anexo 1) para aclarar el propósito de éstas y el sentido de cada una de las preguntas incluidas (anexo 2). A lo largo del proyecto quedó demostrada la utilidad de un enfoque de varios niveles para la elaboración de directrices y material de atención sanitaria, como son las listas de comprobación de los SBC. Ese enfoque proporcionó una valiosa información sobre la necesidad de un proceso participativo y creador de consenso que implicara a los dispensadores de atención y a los instructores. La colaboración de expertos de diversos ámbitos, como la Administración, la universidad y organizaciones de investigación, muchos de los cuales tenían una amplia experiencia sobre el terreno, enriqueció el proceso con distintas perspectivas que aumentaron la credibilidad del producto final. Mediante un debate cara a cara, esos expertos consensuaron cada uno de los detalles de las listas de comprobación. Sin embargo, el paso final de las pruebas de campo fue quizá uno de los más decisivos para conseguir por fin documentos que pudieran utilizarse eficaz y correctamente. Esperamos que esos instrumentos y el método empleado para desarrollarlos puedan aprovecharse para suministrar anticonceptivos de manera inocua a poblaciones subatendidas a través de los programas de SBC en todo el mundo. En último término, el objetivo de elaborar, perfeccionar, probar y distribuir esas listas consiste en capacitar a los dispensadores locales de atención para ofrecer los mejores servicios posibles al máximo número de mujeres en las zonas subatendidas. Esperamos que esas listas puedan ser integradas en los programas de SBC en todo el mundo y aumenten la calidad de los servicios y la asistencia, así como el acceso de las mujeres a los anticonceptivos.
Pour multiplier les services de planification familiale en dehors des dispensaires traditionnels, les programmes de soins de santé génésiques ont employé des services communautaires de planification familiale permettant de recenser les femmes susceptibles d’utiliser des méthodes hormonales de contraception en toute sécurité (plus précisément, des contraceptifs oraux et injectables). L’un des outils les plus importants de ces services est le questionnaire de contrôle. Celui-ci consiste en général en une série de questions auxquelles il faut répondre « par oui ou par non », permettant d’identifier certaines contre-indications (par exemple l’allaitement au sein ou des antécédents d’accident vasculaire cérébral) qui empêchent les clientes d’utiliser des contraceptifs hormonaux sans évaluation médicale. Ils sont surtout très utiles dans les régions reculées ou dans les endroits où il n’y a pas de personnel ayant une formation médicale.Toutefois, des problèmes peuvent se poser lorsque ces questionnaires de contrôle sont basés sur des critères dépassés ou inexacts, ne reflétant plus les connaissances actuelles que l’on a de l’innocuité des méthodes. Par exemple, un agent des services communautaires de planification familiale peut, pour cette raison, ne pas donner à une femme qui pourrait le prendre le contraceptif de son choix ou, à l’inverse, lui offrir une méthode contraceptive qui n’est pas sans danger pour elle sur le plan médical.Pour résoudre ce problème, de nouveaux questionnaires de contrôle ont été mis au point afin de déterminer si les clientes peuvent ou non prendre les contraceptifs oraux associés et l’acétate de médroxyprogestérone-retard (AMPR) offerts par ces programmes communautaires. Ils sont basés sur l’ensemble des critères qui figurent dans un document de l’OMS de 1996 intitulé Pour un meilleur accès à des soins de qualité en matière de planification familiale. Critères de recevabilité médicale pour l’adoption et l’utilisation continue de méthodes contraceptives. On y trouve le détail des conditions requises pour pouvoir utiliser des méthodes contraceptives, qui sont le fruit d’une analyse étendue et d’un consensus auxquels sont parvenus des experts internationaux.Dans le cadre de l’élaboration de ces questionnaires de contrôle, Family Health International a rassemblé les questionnaires actuellement utilisés par ces services communautaires dans 33 programmes de planification familiale d’Afrique, d’Amérique latine et d’Asie et. Ils ont été traduits, analysés et évalués de façon à déterminer dans quelle mesure ils reflétaient les directives de l’OMS en la matière. On a élaboré une série de projets de questionnaires concernant les contraceptifs oraux associés et l’AMPR, de façon à les faire correspondre à chacune des affections figurant dans les catégories 3 et 4 de l’OMS, ce qui permet d’identifier les femmes à qui il ne faut pas qu’un agent de ces services communautaires propose ces méthodes. L’analyse approfondie de ces questionnaires s’est faite par un processus d’examen à trois niveaux. Ils ont été testés sur le terrain par des agents des services communautaires et leurs clientes dans cinq sites internationaux. Les résultats de ces tests de terrain ont indiqué la nécessité de joindre un mode d’emploi d’une page (Annexe 1) à ces questionnaires, afin de préciser leur objectif et de fournir une explication pour chacune des questions de la liste (Annexe 2).L’intérêt d’une approche à plusieurs niveaux pour élaborer des directives et des matériels tels que ces questionnaires de contrôle a été confirmé au cours de ce projet. Cette approche a fourni des indications précieuses sur l’importance d’un processus participatif et consensuel impliquant les prestateurs et les formateurs. La collaboration d’experts venus de divers horizons, notamment des instances gouvernementales, des universités et des organismes de recherche dont beaucoup ont une grande expérience du terrain, a donné une vision plus large au débat et rendu le produit final plus crédible. En confrontant leurs points de vue au cours de discussions, ces experts sont parvenus à un consensus sur chaque détail de ces questionnaires. Toutefois, la dernière étape, qui consistait à les tester sur le terrain, était peut-être l’une des plus importantes pour créer des documents qui puissent être utilisés correctement et avec efficacité. Nous espérons que ces outils et la méthode utilisée pour les élaborer pourront servir de mécanisme permettant de délivrer des contraceptifs en toute sécurité à des populations mal desservies, par l’entremise des services communautaires de planification familiale partout dans le monde.En fin de compte, en élaborant, en affinant, en testant et en diffusant ces questionnaires de contrôle, le but est de donner aux prestateurs locaux la possibilité d’offrir les meilleurs services au plus grand nombre possible de femmes dans les régions mal desservies. Nous espérons que ces questionnaires de contrôle pourront être intégrés partout dans le monde dans les programmes communautaires, qu’ils pourront accroître la qualité des services et des soins et permettront à davantage de femmes d’avoir accès aux contraceptifs.