This article begins by reviewing selected past approaches to estimating the prevalence of a range of morbidities through the use of household or community-based interview surveys in developed and developing countries. Subsequently, it reviews epidemiological studies that have used a range of methods to estimate the prevalence of reproductive morbidities. A detailed review of recent community or hospital based health interview validation studies that compare self-reported, clinical and laboratory measures is presented. Studies from Bangladesh, Bolivia, China, Egypt, India, Indonesia, Nigeria, Philippines and Turkey provide empirical evidence that self-reported morbidity and observed morbidity measure different phenomena and therefore different aspects of reproductive health and illness. Rather than estimating the prevalence of morbidity, interview-based surveys may provide useful information about the disability or burden associated with reproductive health and illness.
La sensibilización respecto a las dimensiones y consecuencias de la mala salud reproductiva ha aumentado durante el último decenio. A pesar de los progresos del programa de acción, varios investigadores sostienen que, en lo tocante a la salud de la mujer y la salud reproductiva, faltan definiciones claras y métodos de evaluación rigurosos. Una manera de intentar corregir esa situación consiste en diseñar y poner a prueba instrumentos de sondeo basados en entrevistas que permitan estimar la prevalencia de la morbilidad reproductiva. En la primera parte de este artículo se examinan determinados enfoques empleados en el pasado para calcular la prevalencia de diversas enfermedades mediante encuestas basadas en entrevistas domiciliarias o comunitarias en los países desarrollados y en los países en desarrollo. Se ha estimado directamente la validez de esos métodos comparando la morbilidad autonotificada (p. ej., mediante entrevistas) con la morbilidad observada o medida mediante criterios externos (p. ej., exámenes clínicos, diagnósticos de laboratorios o cotejo con los archivos clínicos) en el caso de una amplia gama de enfermedades. En la mayoría de los estudios que se basan en la autonotificación de la morbilidad para establecer la prevalencia no se emplean componentes de validación ni se evalúan críticamente los resultados obtenidos. La interpretación y la utilidad de los resultados tropiezan con diversas limitaciones metodológicas, conceptuales y procedimentales. Las estimaciones de la prevalencia basadas en la autonotificación de la morbilidad, considerando poblaciones y enfermedades similares, parecen ser sensibles a pequeñas variaciones de la metodología. Las técnicas de entrevista no normalizadas, el uso de preguntas abiertas o cerradas, el grado de detalle y la distinta duración de los periodos de rememoración son algunas de esas diferencias. Las cuestiones conceptuales guardan relación con la morbilidad autonotificada y con los factores culturales, socioeconómicos y psicológicos con ella relacionados, mientras que las cuestiones procedimentales guardan relación con la naturaleza participativa de la evaluación y el flujo de la comunicación. En la segunda parte se analizan actividades llevadas a cabo recientemente para medir la morbilidad reproductiva en los países en desarrollo. Los esfuerzos concertados desplegados para superar diversas limitaciones metodológicas han propiciado numerosas investigaciones orientadas a elaborar encuestas de entrevistas sanitarias de base comunitaria válidas y fiables. El objetivo de estas encuestas es medir la prevalencia de la morbilidad reproductiva, aun admitiendo que los datos clínicos y de laboratorio proporcionan mejores estimaciones de esa variable. Se presenta una revisión detallada de estudios recientes de validación de entrevistas sanitarias de base comunitaria u hospitalaria, llevados a cabo en Bangladesh, Bolivia, China, Egipto, Filipinas, la India, Indonesia, Nigeria y Turquía, en los cuales se comparan las estimaciones resultantes de la autonotificación, del examen clínico y de las pruebas de laboratorio. La morbilidad evaluada incluye, entre otras dolencias, diversas infecciones vaginales, cervicouterinas o pélvicas, el prolapso, la fístula rectovaginal, la hemorragia, la septicemia, la eclampsia, los trastornos menstruales y la anemia. En el conjunto de los estudios, para la mayoría de los problemas de salud reproductiva, la morbilidad autonotificada por las mujeres estaba sólo mínimamente relacionada con la deducible a partir del diagnóstico clínico y de laboratorio. Según cabía prever a juzgar por los resultados de investigaciones anteriores, las estimaciones de la prevalencia basadas en la autonotificación de la morbilidad son por lo general más específicas que sensibles. Además, los resultados de estudios realizados en Egipto, Turquía, Bangladesh y Filipinas muestran que la manera de formular las preguntas influye en las estimaciones de la validez, y que los diferentes entrevistadores y las diferentes condiciones de entrevista influyen en la fiabilidad de las estimaciones de la prevalencia. Los resultados de siete estudios ilustran varias de las cuestiones metodológicas clave y se tratan más detalladamente. No es de extrañar que, considerados globalmente, estos estudios confirmen que las mujeres pueden subnotificar o sobrenotificar las enfermedades en comparación con la morbilidad observada, y que los diferentes conjuntos de preguntas y modalidades de encuesta afectan a la sensibilidad y la especificidad de los instrumentos de sondeo. Las diferencias de muestreo, el sesgo de participación y la prevalencia real de las enfermedades en la población también influyen en las estimaciones de la validez, las posibilidades de generalización y la comparabilidad de los resultados. Estas conclusiones son algo decepcionantes si tenemos en cuenta la necesidad de mejorar y hacer comparables las estimaciones epidemiológicas de la morbilidad reproductiva en las comunidades. Coincidiendo con los resultados de estudios anteriores llevados a cabo en regiones industrializadas, los investigadores abogan sin embargo de forma sistemática por dar mayor peso a la experiencia autonotificada por las mujeres en relación con su salud reproductiva y con las enfermedades que la socavan. Más que aportar estimaciones válidas de la prevalencia de la morbilidad, las encuestas basadas en entrevistas pueden proporcionar información de utilidad sobre la discapacidad o la carga asociadas a los problemas de salud reproductiva. Es preciso revisar el trabajo metodológico a fin de desarrollar indicadores de las consecuencias físicas, mentales y socioeconómicas de los problemas de salud reproductiva.
Au cours des dix dernières années, on a mieux pris conscience de l’importance et des conséquences d’une mauvaise santé génésique. Malgré les progrès enregistrés dans le programme d’action, un certain nombre de chercheurs estiment que la santé de la femme et la santé génésique n’ont pas des définitions claires et des méthodes d’évaluation rigoureuses. Une façon d’aller de l’avant consiste à mettre au point et à tester des outils destinés aux enquêtes par entretiens et permettant d’estimer la prévalence de la morbidité génésique. Dans la première partie de cet article, on passe en revue certaines approches utilisées dans le passé pour estimer la prévalence d’une série de pathologies par le biais d’enquêtes par entretiens menées à domicile ou dans les communautés, dans les pays développés et dans les pays en développement. Pour un large éventail de pathologies, la validité des résultats a été directement estimée en comparant la morbidité auto-évaluée par les patientes (par ex. au cours d’entretiens) aux critères extérieurs de la morbidité observée ou mesurée (par ex. à l’occasion d’examens cliniques, de diagnostics de laboratoire ou de vérifications croisées avec les dossiers médicaux). La plupart des études qui se basent sur la morbidité signalée par les patientes pour établir la prévalence ne comportent aucun élément de validation, ni n’évaluent de façon critique les résultats obtenus. Diverses limites méthodologiques et conceptuelles empêchent de bien interpréter et d’utiliser ces résultats. Les estimations de la prévalence basées sur l’auto-évaluation de la morbidité pour des populations et dans des conditions analogues semblent être sensibles à des différences mineures de méthodologie. Des techniques d’entretien non normalisées, le recours à des questions ouvertes ou fermées, l’importance du sondage et les variations observées dans la durée des périodes couvertes illustrent certaines de ces différences. Les questions d’ordre conceptuel ont trait au phénomène de l’auto-évaluation de la morbidité et de ses composantes culturelles, socio-économiques et psychologiques. Les questions méthodologiques ont trait à la nature participative de l’évaluation et au courant de communication qui s’est établi. Dans la deuxième partie, on analyse les efforts déployés récemment pour mesurer la morbidité génésique dans les pays en développement. Des efforts concertés visant à surmonter toutes sortes de limites méthodologiques ont suscité d’importantes recherches ayant pour objectif d’élaborer des enquêtes sanitaires en communauté menées au moyen d’entretiens, qui soient pertinentes et fiables. L’objectif de ces enquêtes est de mesurer la prévalence de la morbidité génésique, même si l’on sait que les données cliniques et de laboratoire donnent une meilleure mesure de cette prévalence. On présente ici un examen détaillé des études de validation des enquêtes sanitaires récentes effectuées dans des communautés ou en milieu hospitalier au Bangladesh, en Bolivie, en Chine, en Egypte, en Inde, en Indonésie, au Nigeria, aux Philippines et en Turquie, comparant les résultats de l’auto-évaluation à ceux des examens cliniques et de laboratoire. Les pathologies évaluées sont notamment les suivantes : infections vaginales, cervicales ou pelviennes, prolapsus, fistule rectovaginale, hémorragie, septicémie, éclampsie, troubles du cycle et anémie. Dans toutes ces études, pour la plupart des affections génésiques, l’auto-évaluation des femmes a peu de liens avec le diagnostic clinique et de laboratoire. Comme pouvaient le laisser penser des résultats antérieurs, les estimations de la prévalence basées sur l’auto-évaluation de la morbidité sont généralement plus spécifiques que sensibles. En outre, les résultats des études effectuées au Bangladesh, en Egypte, aux Philippines et en Turquie indiquent que si l’on pose les questions selon des approches différentes, la validité estimée des résultats ne va pas être la même et que des enquêteurs et des conditions d’enquête différents vont influer sur la fiabilité des estimations de la prévalence. Les résultats de sept études illustrent plusieurs des principaux problèmes méthodologiques qui se posent et y sont analysés plus en détail. Il n’est pas surprenant que ces études confirment collectivement qu’une femme va sous-notifier ou surnotifier des pathologies par rapport aux mesures observées, et que différentes séries de questions et de sondages vont influer sur la sensibilité et la spécificité des outils d’enquêtes. Des différences d’échantillonnage, des biais de participation et la prévalence réelle de la maladie dans la population influent également sur la validité, la comparabilité et la généralisation éventuelle des résultats. Ces conclusions sont quelque peu décevantes vu la nécessité d’améliorer la comparabilité des estimations épidémiologiques de la morbidité génésique dans la communauté. Reprenant à leur compte les résultats des études antérieures effectuées dans les régions industrialisées, les chercheurs persistent néanmoins à accorder une plus grande valeur à l’expérience qu’ont les femmes de la santé ou de la morbidité génésique. Plutôt que d’offrir des estimations fiables de la prévalence de la morbidité, les enquêtes par entretiens peuvent fournir des informations utiles sur les incapacités ou le fardeau associés à la morbidité génésique. Il est donc justifié de faire le point sur les travaux méthodologiques visant à élaborer des indicateurs permettant de mesurer les conséquences physiques, mentales et socio-économiques de la mauvaise santé génésique.