Auditory evoked potentials of the brain stem (AEPBS) provide a simple, noninvasive method of evaluating hearing function and have been widely used for early detection of hypoacusis in children. Between April 1992 and May 1994, a study was done of 400 Mexican children who presented at least one neonatal risk factor for hearing impairment. The average age of the children studied was 6.6 months and their average gestational age at birth was 35.1 weeks. Just over half of them (51%) had been treated with amikacin. The study found 1 427 risk factors (3.5 per child), the most common ones being exposure to ototoxic substances, hyperbilirubinemia, and birthweight of less that 1 500 g. In 27% of the children, peripheral auditory changes were found, and 13% did not respond to auditory stimuli. Low birthweight and young gestational age at birth, high serum concentration of bilirubin, sepsis, subependymal or intraventricular hemorrhage, mechanical ventilation, and exposure to ototoxic substances were significantly associated with the presence of severe or profound hypoacusis.
Los potenciales provocados auditivos del tallo cerebral (PPATC) son un método sencillo y no invasor de evaluación de la función auditiva, que se utiliza ampliamente en niños para detectar tempranamente hipoacusia. Entre abril de 1992 y mayo de 1994, se estudiaron 400 niños mexicanos que presentaban, al menos, un factor de riesgo neonatal de hipoacusia. La media de la edad de los niños estudiados fue 6,6 meses y la media de la edad gestacional al nacer, 35,1 semanas. El 51% de ellos fueron tratados con amikacina. Se registraron 1 427 factores de riesgo (3,5 por niño), entre los que predominaron la exposición a ototóxicos, la hiperbilirrubinemia y el peso al nacer menor de 1 500 g. En 27% se encontraron alteraciones auditivas de tipo periférico y en 13%, ausencia de respuesta a estímulos auditivos. El bajo peso y la menor edad gestacional al nacer, la concentración máxima de bilirrubina en el suero, la presencia de sepsis, la hemorragia subependimaria o intraventricular, la ventilación mecánica y la exposición a ototóxicos se asociaron significativamente con la presencia de hipoacusia grave o profunda.