To monitor resistance to insecticides, bioassays were performed on 102 strains of the dengue vector Aedes aegypti (L.) from 16 countries ranging from Suriname in South America and through the chain of Caribbean Islands to the Bahamas, where the larvicide temephos and the adulticide malathion have been in use for 15 to 30 years. There was wide variation in the sensitivity to the larvicide in mosquito populations within and among countries. Mosquito strains in some countries such as Antigua, St. Lucia, and Tortola had consistently high resistance ratios (RR) to temephos, ranging from 5.3 to 17.7. In another group of countries-e.g., Anguilla and Curaçao-mosquitoes had mixed levels of resistance to temephos (RR = 2.5-10.6), and in a third group of countries, including St. Kitts, Barbados, Jamaica, and Suriname, mosquitoes had consistently low levels of resistance to temephos (RR = 1- 4.6) (P < 0.05). On occasion significantly different levels of resistance were recorded from neighboring A. aegypti communities, which suggests there is little genetic exchange among populations. The impact of larval resistance expressed itself as reduced efficacy of temephos to kill mosquitoes when strains were treated in the laboratory or in the field in large container environments with recommended dosages. Although a sensitive strain continued to be completely controlled for up to 7 weeks, the most resistant strains had 24% survival after the first week. By week 6, 60% to 75% of all resistant strains of larvae were surviving the larval period. Responses to malathion in adult A. aegypti varied from a sensitive population in Suriname (RR = 1.3) to resistant strains in St. Vincent (RR = 4.4), Dominica (RR = 4.2), and Trinidad (RR = 4.0); however, resistance was generally not on the scale of that observed to temephos in the larval stages and had increased only slightly when compared to the levels that existed 3 to 4 years ago. Suggestions are made for a pesticide usage policy for the Caribbean region, with modifications for individual countries. This would be formulated based on each country's insecticide-resistance profile. Use of physical and biological control strategies would play a more critical role than the use of insecticides.
Para estudiar su resistencia a los insecticidas, se sometieron a bioensayos 102 cepas del vector del dengue Aedes aegypti (L.) originarias de 16 países que se extienden desde Suriname en Suramérica y la cadena de islas del Caribe hasta las Bahamas. En esos países el larvicida temefós y el adulticida malatión se han usado por un período de 15 a 30 años. La sensibilidad al larvicida varió mucho en las poblaciones de mosquitos dentro de un país y de un país a otro. En cepas de mosquitos de algunos países como Antigua, Santa Lucía y Tortola, se observaron repetidamente altas razones de resistencia (RR) al temefós, que oscilaron entre 5,3 y 17,7. En los mosquitos de otro grupo de países (Anguila y Curazao), se midieron grados mixtos de resistencia al temefós (RR = 2,5 a 10,6) y, en un tercer grupo de países, incluidos San Kitts, Barbados, Jamaica y Suriname, los mosquitos tuvieron grados bajos de resistencia al temefós (RR = 1 a 4,6) (P < 0,05). Se registraron grados de resistencia muy dispares en algunas comunidades contiguas de A. aegypti, lo que indica poco intercambio genético entre poblaciones. Los efectos de la resistencia larvaria se manifestaron como una reducción de la eficacia del temefós para matar mosquitos cuando las cepas se trataban con las dosis recomendadas en el laboratorio o en grandes recipientes sobre el terreno. Si bien una cepa sensible se siguió controlando completamente hasta por 7 semanas, las cepas más resistentes tuvieron una supervivencia de 24% al cabo de la primera semana. Para la sexta semana, de 60 a 75% de las larvas de cepas resistentes sobrevivieron más allá del estadio larvario. Las respuestas de los mosquitos adultos al malatión variaron, desde la sensibilidad de una población en Suriname (RR = 1,3) hasta la resistencia de cepas en San Vicente (RR = 4,4), Dominica (RR = 4,2) y Trinidad (RR = 4,0). Sin embargo, esa resistencia no llegó al grado de la que mostraron las larvas al temefós y aumentó muy poco comparada con los grados de resistencia registrados hace tres o cuatro años. Se ofrecen recomendaciones para elaborar una política del uso de plaguicidas en la región del Caribe que pueda adaptarse individualmente a los países. Esta se formularía sobre la base del perfil de resistencia a los insecticidas en cada país. Las estrategias de control físicas y biológicas desempeñarían una función más crítica que los insecticidas.