In early 2003, Greenpeace exposed the presence of persistent, bioaccumulative chemical pollutants in samples of house dust taken from homes across europe. Greenpeace further researches revealed that these same chemicals can be found in many daily consumer products. This report completes the loop by illustrating two disturbing developments. Firstly, that many of the same chemicals used routinely in consumer products and present in house dust, are also present in the human body, including in prenatal and newborn children. Secondly, that these chemicals are likely to be having a detrimental effect on the health of children and the human population at large. Dorey draws together the available evidence that illustrates how and why prenatal and newly born children are particularly at risk from chemical pollutants. The evidence presented here, from academics, governments and international institutions is not easily dismissed, contributing as it does to a growing bank of international research that reinforces the conclusion of this report - that current chemical legislation is failing to protect children from a harmful chemical assault that begins from a child's conception. The study focuses on seven key chemicals: alkylphenols, bisphenol A, brominated flame retardants, organotins, phthalates, chlorinated paraffins and artificial musks, and demonstrates: the presence of these substances in children, the ways in which children are particularly exposed, how this increased exposure increases the potential for detrimental health impacts, the different illnesses and diseases that are now being linked to this chemical exposure and the specific health impacts of the key chemicals listed above.
En 2003 Greenpeace demostró la presencia de contaminantes químicos persistentes y bioacumulativos en muestras de polvo recogidas en hogares europeos. Otras investigaciones de Greenpeace revelaron que se pueden encontrar estas mismas sustancias en muchos productos de consumo cotidiano. Este informe cierra el ciclo presentando dos realidades inquietantes. La primera que muchas de las sustancias químicas encontradas en productos de consumo y en el polvo doméstico también están en el cuerpo humano, incluyendo a los nonatos y a los recién nacidos. La segunda que es probable que estos productos químicos tengan un efecto perjudicial en la salud humana, particularmente en la infantil. El informe Legado Químico, de la Dra Catherine N Dorey, aúna las pruebas que ilustran cómo y por qué la infancia corre un especial riesgo ante los contaminantes químicos. Las pruebas presentadas por académicos, gobiernos e instituciones internacionales, no son fáciles de desestimar, ya que todas hacen una contribución específica al creciente banco de investigación internacional que refuerza la conclusión de este informe: la actual legislación no protege a la infancia del «ataque» químico que comienza desde el mismo momento de la concepción. El estudio se centra en siete productos químicos clave: los alquilfenoles, el bisfenol A, los pirorretardantes bromados, los compuestos organoestánnicos, los ftalatos, las parafinas cloradas y los almizcles sintéticos; y demuestra la presencia de estas sustancias en los niños y niñas, el incremento de exposición de este grupo y el consecuente aumento de los posibles impactos en la salud, qué enfermedades están relacionadas con la exposición química y los impactos específicos sobre la salud de los siete productos analizados.