This article aims to analyze gender violence as a public health problem. Numerous studies have demonstrated that one out of three women, at some moment of their life, has been victim of sexual, physical or psychological violence perpetrated by men. During the last decades, gender violence (GV) ceased to be a private problem and is now recognized and treated as a public problem; thousands of programs have been developed to help women, from lodgings, shelters and legal help groups to support groups and guidance services. Activists and theorists have understood that, although essential, these services are insufficient. To eradicate GV we should approach causes as well as effects. Some focuses can be more effective than others; nevertheless, the key to eliminate GV is in intersector and community participation. When approaching GV in an integral way, the possibility of prevention becomes a reality and social networks are created to ensure that GV victims receive the attention and protection they need. Thus, the fundamental objective of this work is to contribute so that the programs that fight against GV become part of primary care centers in the scope of an extended plan of the public health policies.
Este artículo propone analizar la violencia de género como un problema de salud pública. Numerosos estudios han demostrado que una de cada tres mujeres, en algún momento de su vida, ha sido víctima de violencia sexual, física o psicológica perpetrada por hombres. Durante los últimos decenios, la violencia de género (VG) ha dejado de ser un problema privado y es reconocido y tratado como un problema público; miles de programas se han desarrollado para ayudar a las mujeres, desde albergues y grupos de ayuda legal, hasta grupos de apoyo y servicios de orientación. Activistas y teóricos han comprendido que, aunque esenciales, estos servicios son insuficientes. Para erradicar la violencia de género debemos abordar las causas así como los efectos. Algunos enfoques pueden ser más eficaces que otros; no obstante, la clave para eliminar la VG reside en la participación intersectorial y de la comunidad. Al abordar la VG de manera integral, la posibilidad de prevención se convierte en una realidad y se crean redes sociales para asegurar que las víctimas de la VG reciban la atención y la protección que ellas requieren. Así pues, el objetivo fundamental del trabajo que ahora presentamos es contribuir para que los programas de lucha contra la violencia de género formen parte de los centros de atención primaria en el ámbito de un plan extendido de las políticas de salud pública.