ABSTRACT This article attempts to reflect on the importance of thinking in general about illness and about cancer, from an ethical perspective. This approach reveals the central role of personal dignity and the moral relevance that supports the reasons for respecting people. The ethical values that sustain the practice of medicine must aim at uplifting this dignity and seeking situations of justice, since living in a community expresses intersubjectivity that cannot be truncated by illnesses like cancer. Therefore, situations involving poverty cannot justify the lack of health care, and if such lacks occur, they run counter to ethical awareness in the deepest sense and destroy intersubjectivity. As a result, cancer is suffered as a vital experience, in a framework of lives that are lived and are not simply objects of study; those stricken with cancer are individuals who are denied the human right to health, and undergo the elimination of their dignity, the cancelation of justice, and a death sentence. Society is part of these actions and at the same time, suffers from the disappearance of hope. In this sense, the process of informed consent is used as a tool that encourages dialog and understanding between doctors and patients during proper treatment, on a shared path.
RESUMEN El artículo pretende hacer una reflexión sobre la importancia de pensar, en general, la enfermedad y, en particular, el cáncer, desde una perspectiva ética. Este acercamiento permite vislumbrar el papel central que tiene la dignidad de las personas y la relevancia moral que apuntalan las razones por las cuales ellas han de ser respetadas. Los valores éticos que sustentan la práctica médica han de apelar a enaltecer dicha dignidad y buscar situaciones de justicia, dado que vivir en comunidad da cuenta de una intersubjetividad que no puede ser truncada por enfermedades como el cáncer. Esto evidencia que las situaciones de pobreza no pueden justificar la carencia de cuidados de salud y que, cuando esto sucede, se contraviene, desde lo más hondo, una conciencia de carácter ético y se rompe la intersubjetividad. El cáncer se sufre en tanto experiencia vital, en un marco de vidas vividas y no simplemente de objetos de estudio; los enfermos son personas a quienes se les niega el derecho humano de la salud, se les borra su dignidad, se cancela la justicia y se les condena a la muerte. La sociedad es parte de estas acciones y a la vez sufre la cancelación de esperanzas. En este sentido, se retoma el proceso del consentimiento informado (CI) como una herramienta que permite el diálogo y la comprensión entre médicos y pacientes en la atención digna, en un camino compartido.