ABSTRACT Introduction: In interventions with appropriate technologies, aimed at improving respiratory health, the precept that in rural communities their application alone solves health problems predominates. Although socio-cultural education has acquired a high priority, it is still of lesser importance. Objective: To understand how the particularities and similarities of health programs with past and present appropriate technology impact the quality of life of rural women. Methods: A qualitative study was conducted. Initially, three proposals were evaluated in three groups of La Esperanza: Group 1 (Improved Cooking-Educational Program), Group 2 (Improved Cooking) and Group 3 (Educational Program). Each group consisted of 15 women. Information was obtained from observed changes and field notes. In a second moment, perceptions about recently implemented improved cookstoves were analyzed, through interviews with three women living in Chamana. Results: In La Esperanza, group 1 achieved significant changes in all variables. Group 2 maintained inadequate practices. Group 3 achieved changes in variables not linked to appropriate technology. In Chamana, due to insufficient training, women do not recognize good practices for the use of improved cookstoves and their impact on health. Conclusions: An implementation with improved cooking accompanied by a relevant educational program is qualitatively superior. The presumption that appropriate technologies alone could bring about the desired changes is clearly questionable.
RESUMEN Introducción: En intervenciones con tecnologías apropiadas, orientadas a mejorar la salud respiratoria, predomina el precepto de que en comunidades rurales, su sola aplicación resuelve los problemas de salud. Aun cuando la educación socio-cultural ha adquirido una alta prioridad, sigue ocupando una importancia menor. Objetivo: Comprender cómo las particularidades y las semejanzas de los programas de salud con tecnología apropiada, de ayer y de hoy, impactan en la calidad de vida de las mujeres rurales. Métodos: Se realizó un estudio con diseño cualitativo. En un primer momento, en tres grupos de La Esperanza, se evaluaron tres propuestas: Grupo 1 (Cocina Mejorada-Programa Educativo), Grupo 2 (Cocina Mejorada) y Grupo 3 (Programa Educativo). Cada grupo estuvo conformado por 15 mujeres. La información se obtuvo a partir de los cambios observados y las notas de campo. En un segundo momento, se analizaron las percepciones sobre cocinas mejoradas recientemente implementadas, a través de la realización de entrevistas a tres mujeres residentes en Chamana. Resultados: En La Esperanza, el grupo 1 alcanzó cambios ostensibles en todas las variables. El grupo 2 mantuvo prácticas inadecuadas. El grupo 3 logró cambios en las variables no vinculadas con la tecnología apropiada. En Chamana, debido a una capacitación insuficiente, las mujeres no reconocen las buenas prácticas para el uso de las cocinas mejoradas ni su impacto en la salud. Conclusiones: Una implementación con cocina mejorada acompañada con un pertinente programa educativo resulta cualitativamente superior. La presunción de que las tecnologías apropiadas por sí solas, podrían generar los cambios deseados, es cuestionable a todas luces.