INTRODUCTION: Recent estimates suggest that malnutrition (measured as poor anthropometric status) is associated with about 50% of all deaths among children. Although the association between malnutrition and all-cause mortality is well documented, the malnutrition-related risk of death associated with specific diseases is less well described. We reviewed published literature to examine the evidence for a relation between malnutrition and child mortality from diarrhoea, acute respiratory illness, malaria and measles, conditions that account for over 50% of deaths in children worldwide. METHODS:MEDLINE was searched for suitable review articles and original reports of community-based and hospital-based studies. Findings from cohort studies and case-control studies were reviewed and summarized. RESULTS: The strongest and most consistent relation between malnutrition and an increased risk of death was observed for diarrhoea and acute respiratory infection. The evidence, although limited, also suggests a potentially increased risk for death from malaria. A less consistent association was observed between nutritional status and death from measles. Although some hospital-based studies and case-control studies reported an increased risk of mortality from measles, few community-based studies reported any association. DISCUSSION: The risk of malnutrition-related mortality seems to vary for different diseases. These findings have important implications for the evaluation of nutritional intervention programmes and child survival programmes being implemented in settings with different disease profiles.
Aproximadamente unos 12 millones de niños menores de cinco años mueren cada año; la mayoría de ellos viven en países en desarrollo. Más del 50% de esas defunciones se deben a diarrea, enfermedades respiratorias agudas, paludismo o sarampión, afecciones todas ellas prevenibles o tratables con intervenciones de bajo costo. La malnutrición, muy frecuente en los países en desarrollo, rara vez se cita entre las principales causas de muerte porque es sobre todo un factor subyacente, más que una causa directa de muerte. Sin embargo, algunos estudios recientes en los que se ha analizado la repercusión de causas subyacentes de muerte parecen indicar que la malnutrición (medida con criterios antropométricos) es una causa asociada en aproximadamente la mitad de todas las defunciones infantiles en los países en desarrollo. Aunque la relación entre la malnutrición y la mortalidad por todo tipo de causas está bien documentada, está peor descrito el riesgo adicional que supone la malnutrición en lo que respecta a la defunción por enfermedades específicas. La OMS patrocina actualmente un proyecto que tiene por objeto estimar cuantitativamente la contribución de la malnutrición a la mortalidad por causas específicas en la infancia. Como parte de este proyecto, examinamos la literatura publicada para identificar los estudios referentes a la relación entre la malnutrición y la mortalidad por diarrea, infecciones respiratorias agudas, paludismo y sarampión. En este informe se presenta una visión general de nuestros resultados. Para localizar los estudios realizados, se hizo una búsqueda en MEDLINE de artículos de revisión e informes originales de estudios comunitarios y hospitalarios utilizando las palabras clave pertinentes, nombres de autores y el enlace «artículos relacionados». Otras publicaciones se identificaron a partir de las listas de referencias de los artículos seleccionados y del intercambio de opiniones con colegas. Se incluyeron en la revisión los resultados de estudios prospectivos de cohortes y de estudios de casos y testigos. Los datos indican que la malnutrición se asocia a un mayor riesgo de muerte por diarrea y que el riesgo varía según el tipo de diarrea. Todos los estudios comunitarios informaban de un mayor riesgo de muerte por diarrea entre los niños con un peso bajo para su edad; en estudios realizados en la India, Filipinas y el Sudán se informaba de una relación dosis-respuesta. Los datos sugieren asimismo que la malnutrición está estrechamente relacionada con un mayor riesgo de mortalidad por infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores. En los tres estudios comunitarios se observaba claramente una relación dosis-respuesta entre la disminución del peso para la edad y el aumento del riesgo de mortalidad. Fueron comparativamente pocos los estudios en que se evaluaron el estado nutricional y las defunciones por paludismo. Los datos aportados por estudios realizados en hospitales de África parecen indicar que los valores antropométricos en el momento del ingreso están relacionados con la mortalidad posterior por paludismo. Se observó una relación menos sistemática entre el estado nutricional antes de la enfermedad y la mortalidad por sarampión. Sobre la base de un extenso análisis de estudios históricos realizados en los países industrializados y estudios contemporáneos llevados a cabo en países en desarrollo, Aaby concluyó que factores como el hacinamiento, la intensidad de la exposición y las pautas de transmisión de las enfermedades son más importantes que el estado nutricional como factores de riesgo de la mortalidad por sarampión. La relación más sólida y sistemática entre la malnutrición y un mayor riesgo de defunción fue la observada para la diarrea y las infecciones respiratorias agudas. Los datos, aunque limitados, sugieren también un riesgo potencialmente mayor de defunción por paludismo. Se observó también una relación, si bien menos obvia, entre el estado nutricional y la mortalidad por sarampión. Pese a las limitaciones de que adolecen todos los estudios analizados, está claro que la malnutrición contribuye a algunas de las causas más importantes de mortalidad en la infancia, y que ese riesgo adicional probablemente no es del mismo orden para todas las enfermedades. Sin embargo, la falta de datos de buena calidad procedentes de estudios prospectivos y comunitarios limita las conclusiones que pueden extraerse respecto a la relación entre la malnutrición y la mortalidad por causas específicas. Si la malnutrición no aumenta por igual la mortalidad debida a las distintas causas de defunción, los programas de intervención que logran mejorar eficazmente el estado nutricional no tendrán el mismo efecto de reducción de la mortalidad infantil en regiones con diferentes perfiles de morbilidad. Por tanto, es importante esclarecer la relación entre esas variables con miras al desarrollo y evaluación de programas de intervención.
Chaque année, on compte environ 12 millions de décès d’enfants de moins de 5 ans, pour la plupart dans des pays en développement. Plus de 50% de ces décès sont dus à la diarrhée, aux infections respiratoires aiguës, au paludisme ou à la rougeole, maladies évitables ou curables moyennant des interventions peu coûteuses. La malnutrition, fréquente dans les pays en développement, est rarement citée parmi les causes majeures de décès car il s’agit essentiellement d’un facteur sous-jacent et non d’une cause directe de la mort. D’après des analyses récentes portant sur l’impact des causes sous-jacentes de décès chez l’enfant, la malnutrition (mesurée par les paramètres anthropométriques) serait associée au décès dans près de la moitié des cas dans les pays en développement. Bien que l’association entre la malnutrition et la mortalité par toutes causes soit bien établie, la part du risque associé à la malnutrition dans les décès dus à certaines maladies est moins bien documentée. L’OMS soutient actuellement un projet visant à chiffrer la contribution de la malnutrition à la mortalité due à certaines maladies chez l’enfant. Dans le cadre de ce projet, nous avons examiné la littérature médicale afin d’identifier les études portant sur la relation entre la malnutrition et la mortalité par diarrhée, infections respiratoires aiguës, paludisme et rougeole. Ce rapport donne un aperçu de nos résultats. Pour identifier les études pertinentes, nous avons interrogé la base de données MEDLINE au moyen de mots clés, de noms d’auteurs et de la fonction «Related articles» pour rechercher les mises au point et les rapports originaux portant sur des études réalisées en milieu hospitalier et dans la communauté. D’autres publications ont été identifiées à partir des bibliographies des articles sélectionnés et lors de discussions avec des collègues. Les résultats des études prospectives (de cohorte) et des études cas-témoins ont également été examinés. D’après les données, la malnutrition serait associée à un risque accru de décès par diarrhée, et ce risque varierait selon le type de diarrhée. Toutes les études réalisées dans la communauté ont rapporté une augmentation du risque de décès par diarrhée chez les enfants ayant un rapport poids/âge faible; une relation de type dose-réponse a été rapportée lors d’études réalisées en Inde, aux Philippines et au Soudan. Les données laissent également à penser que la malnutrition est fortement associée à un risque accru de décès par infection aiguë des voies respiratoires basses. Une relation inverse entre le rapport poids/âge et le risque de décès était apparente dans les trois études réalisées dans la communauté. Un nombre comparativement plus faible d’études ont porté sur la relation entre l’état nutritionnel et les décès par paludisme. Les données d’études en milieu hospitalier réalisées en Afrique indiquent une association entre les paramètres anthropométriques à l’admission et le décès par paludisme. Une relation moins systématique entre l’état nutritionnel avant la maladie et la mortalité a été observée dans le cas de la rougeole. D’après un examen approfondi des données historiques dans les pays industrialisés et des données contemporaines dans les pays en développement, Aaby a conclu que des facteurs tels que le surpeuplement, l’intensité de l’exposition et les modalités de transmission de la maladie sont des facteurs de risque plus importants que l’état nutritionnel pour la mortalité rougeoleuse. La relation la plus forte et la plus régulière entre la malnutrition et l’augmentation du risque de décès a été observée pour la diarrhée et les infections respiratoires aiguës. Bien que limitées, les données évoquent également une augmentation potentielle du risque de décès par paludisme. Une association moins régulière a été observée dans le cas de la rougeole. Il est clair que, malgré les limites de l’interprétation des diverses études examinées, la malnutrition contribue à certaines des causes majeures de mortalité chez l’enfant, et que le risque est différent selon les maladies. Cependant, l’absence de données de bonne qualité issues d’études prospectives réalisées dans la communauté limite les conclusions que l’on peut tirer quant à la relation entre la malnutrition et la mortalité liée à chacune des maladies considérées. Si la malnutrition n’augmente pas de la même façon le risque de mortalité pour les diverses maladies, les programmes d’intervention qui parviennent à améliorer l’état nutritionnel peuvent ne pas avoir le même potentiel de réduction de la mortalité chez l’enfant dans des régions dont le profil de morbidité est différent. L’élucidation de ces relations aura des répercussions importantes sur l’élaboration et l’évaluation des programmes d’intervention.