The irruption of Chilean student movement required to be addressed in sociological terms. So far, the predominant reading regarding the tensions and conflicts that student demonstrations have left to emerge is limited to describe how the economic logic of educational policies, driven by different Chilean Governments for these past thirty years, have caused growing unrest against the rampant liberalism of which the student movement would be its main social expression. We propose a theoretical hypothesis: the student movement breaks the social closure established by consensual democracy in Chile. Through this universal polemico the movement defies consensus policies and opens the possibility to alternate ways of conceiving democracy and political participation. The student movement links with diffuse social movements, originated in 2011, following the Arab spring, both in his criticism of inequality produced and reproduced by neoliberal policies, and organizational nature horizontal, flexible and participatory. For the first time questioning the education system undertaken by students puts in doubt the consensus by which the political system has obtained its legitimacy for more than thirty years. From a sociological contextualization, the article proposes a hypothesis that would allow the glocalization of the debate on the political significance of the movement; from local issues related to the consolidation of democracy and the desired economic development, towards new emerging issues where the fundamental thing is to elucidate political problems that now seem universal. We consider that this confluence between the concrete and the universal lies the main novelty of the movement. It’s a movement that, in principle, responds to the more traditional notion of the social movement, as an actor who directs his struggle toward goals clearly defined, combining claims of Trade Union character, such as free education, and of a political nature, as the condition of public or private University. However, some of their demands go beyond the mere yearning for a fairer society for all.
La irrupción del movimiento estudiantil chileno requiere ser abordada en clave sociológica. Hasta el momento, la lectura predominante respecto a las tensiones y conflictos que las movilizaciones estudiantiles han dejado emerger se limita a describir cómo las lógicas economicistas de las políticas educativas, impulsadas por los diferentes gobiernos chilenos durante estos últimos treinta años, han provocado un creciente malestar contra el neoliberalismo rampante del que el movimiento estudiantil sería su principal expresión social. Proponemos una hipótesis teórica: el movimiento estudiantil rompe la clausura social establecida por la democracia consensual en Chile. Por medio de este universal polémico el movimiento desafía las políticas de consenso y abre la posibilidad a formas alternativas de concebir la democracia y la participación política. El movimiento estudiantil sintoniza con los movimientos sociales difusos originados en 2011 a raíz de la primavera árabe, tanto en su crítica a la desigualdad producida y reproducida por las políticas neoliberales, como por su naturaleza organizativa horizontal, flexible y participativa. El cuestionamiento del sistema educativo emprendido por los estudiantes pone por primera vez en entredicho el consenso mediante el cual el sistema político chileno ha obtenido su legitimidad durante más de treinta años. A partir de una contextualización sociológica, el artículo propone una hipótesis que permitiría la glocalización del debate sobre el significado político del movimiento; desde temas locales relacionados con la consolidación de la democracia y el deseado desarrollo económico, hacia nuevos temas emergentes donde lo fundamental es dilucidar problemas políticos que hoy parecen universales. Consideramos que en esta confluencia entre lo concreto y lo universal reside la principal novedad del movimiento. Se trata de un movimiento que, en principio, responde a la noción más tradicional del movimiento social, en tanto actor que encauza su lucha hacia objetivos claramente definidos, combinando reivindicaciones de carácter gremial, como la gratuidad de la educación, y de índole política, como la condición pública o privada de la Universidad. Sin embargo, algunas de sus reivindicaciones van más allá del mero anhelo de una sociedad más justa para todos.