ABSTRACT: Many orthodontic treatments alone cannot reestablish an ideal occlusion, requiring correction through orthognathic surgery. An adequate surgical planning, execution and case follow-up can provide surgical stability between the maxilla and the mandible. Soft tissue conservation and proper correction during a healing phase are important to achieving this goal. Patient C.L.B.S, 38 years old, female, presented with Angle Class I occlusion, facial profile class II, maxilla with mobility, chin surgically advanced and anterior open bite. She was submitted to orthognathic surgery 10 years ago. In the panoramic radiography the absence of bone formation in the maxilla was observed, causing an open bite. For the surgery conventional radiographs were used, as well as the dental cast in articulator for model surgery and preparation of surgical guide. With the surgery an improvement in the patient's aesthetics profile and an ideal occlusion, static and functional were expected. The treatment was orthodontic-surgical, with correction of the dento-facial deformity with counter-clockwise rotation of the maxilla, lowering repositioning in 3 mm of its posterior portion through Le Fort I osteotomy, advancement of the 4 mm mandible with bilateral sagittal osteotomy, and genioplasty for posterior repositioning with a Z-osteotomy, to improve mentual harmony. There was an improvement in the profile and aesthetics of the patient, which developed an Angle Class I profile, a decrease in the mentual projection, and an aesthetic and functional improvement. The orthognathic surgery allowed the advancement of the mandible, the repositioning of the maxilla and the mentual posterior repositioning, obtaining the correction of the Angle class II profile and the anterior open bite, resulting in an important improvement of facial profile and esthetics, presence of skeletal stability, restoration of function, self-esteem and quality of life.
RESUMEN: En muchos casos, el tratamiento ortodóntico por si solo no puede restablecer una oclusión ideal, siendo necesaria una cirúrgia ortognática. Una buena planificación quirúrgica, ejecución y seguimiento del caso, pueden proporcionar estabilidad entre los maxilares. La preservación de los tejidos blandos y una fijación adecuada son esenciales para ese objetivo. La paciente CLBS, 38 años, se presentó con oclusión Clase I de Angle, teniendo perfil clase II, maxilar con movilidad, mentón quirúrgicamente avanzado y mordida abierta anterior. La paciente fue sometida a cirugía ortognática 10 años antes. En radiografía panorámica, se nota la ausencia de formación ósea debido a una fijación maxilar realizada erróneamente, lo que causó la mordida abierta. Durante la planificación, fueron utilizadas radiografías convencionales, modelos de yeso en articulador para cirugía de modelo y confección de guía quirúrgica. Con el procedimento quirúrgico se esperaba obtener una mejora en el perfil de la paciente y una oclusión ideal, estática y funcional. El tratamiento fue ortodóntico-quirúrgico, con corrección de la deformidad dento-facial con giro antihorario de la mandíbula, con reposicionamiento inferior de 3 mm de su parte posterior, por medio de osteotomía Le Fort I, avance de la mandíbula de 4 mm con osteotomía sagital bilateral, y retroceso del mentón en su posición original con osteotomía en Z, mejorando la armonía del mentón. Hubo una mejora en perfil y en la estética de la paciente, como también una mejora en el perfil, estética y funcionalidade, con diminución del mentón. La cirúrgia ortognática permitió el movimiento de la mandíbula, reposicionamiento maxilar y además fue posible retroceder el mentón, obteniendo la corrección del perfil Clase II y de la mordida abierta anterior. El resultado representa una mejora del perfil y de la estética facial, además se nota una estabilidad esquelética, con restablecimiento de la función, autoestima y calidad de vida.