RESUMO A situação sociolinguística da fronteira uruguaio-brasileira está sujeita à regulamentação do Estado uruguaio desde o final do século XIX. Ao longo do século XX, diferentes políticas públicas, principalmente educacionais, foram implementadas para erradicar o português e a sua variedade dialetal, o portuñol. Com o impulso dos acordos político-linguísticos assumidos com o MERCOSUL no final do século passado, o português passa a ser representado como símbolo da integração regional, em contradição com o discurso prescritivo tradicional. No século XXI, o projeto liderado por intelectuais e artistas para nomear o portuñol perante a UNESCO como patrimônio cultural imaterial do Uruguai, no contexto de uma crescente produção e difusão da arte em portuñol, modifica o status deste recurso periférico tradicionalmente estigmatizado e associado às classes subordinadas da sociedade de fronteira. A patrimonialização reconfigura processos de inclusão e exclusão, ao mobilizar falantes da periferia socioeconômica para garantir a autenticidade do portuñol. Por um lado, as estratégias que os ativistas desenvolvem para engajar aos falantes autênticos dão conta dos diferentes portuñois em circulação, em disputa, quem lhes atribui valores, quem se beneficia e quem sofre com essas dinâmicas (cf. HELLER, 2011). Por outro lado, a consolidação de um nicho de mercado para a produção artística em portuñol sublinha o delicado equilíbrio entre autenticidade e mercantilização, requisito para garantir o valor de lucro de repertórios estigmatizados na nova economia globalizada.
RESUMEN La situación sociolingüística de la frontera uruguayo-brasileña ha sido objeto de regulación por parte del Estado uruguayo desde finales del siglo XIX. A lo largo del siglo XX, se implementaron distintas políticas públicas, en particular educativas, para erradicar el portugués y su variedad dialectal, el portuñol. Con el impulso de los acuerdos político-lingüísticos asumidos con el MERCOSUR a fines del siglo pasado, el portugués comienza a representarse como símbolo de integración regional, en contradicción con el tradicional discurso prescriptivo. En el siglo XXI, el proyecto liderado por intelectuales y artistas de postular al portuñol como patrimonio cultural inmaterial de Uruguay ante UNESCO, en el contexto de una creciente producción y difusión de arte en portuñol, modifica el estatus de este recurso periférico tradicionalmente estigmatizado y asociado a las clases subordinadas de la sociedad fronteriza. La patrimonialización reconfigura procesos de inclusión y exclusión, al movilizar a los hablantes de la periferia socioeconómica para garantizar la autenticidad del portuñol. Por un lado, las estrategias que los activistas desarrollan para involucrar a los hablantes auténticos dan cuenta de los distintos portuñoles en circulación, en disputa, quiénes les atribuyen valor, quiénes se benefician y quiénes padecen estas dinámicas (cf. HELLER, 2011). Por otro, la consolidación de un nicho de mercado para la producción artística en portuñol tensiona el delicado equilibrio entre autenticidad y mercantilización, requisito para asegurar el valor de lucro de repertorios estigmatizados en la nueva economía globalizada.