ABSTRACT: The irregular financing of politic campaigns relates to the emission, by individuals, of fake receipts or invoices, without an effective consideration, performed to obtain money to fund campaigns for political candidates, which in turn enables the company the payment of a reduced tax. The criminal prosecution of this crimes has given rise to a discussion related with the legal description of the criminal offence described in the final subparagraph of article 97 N° 4 of the tax code, particularly regarding malice and its settings. The debate includes the reach of two conditions relates to this criminal offence. First, the requirement of a malicious behavior. Second, the requirement that the crime is committed in order to “commit or allow the commission of the crimes described in this number”. The court judgment in the “Corpesca” case (RIT 309-2018), illustrates this discussion and provides a precise outline of the opposing stances. The sentence endorses a dual vision of malice, and embrace the approaches alleged by the defense on the subjective description of the criminal offence, with a minority vote.
RESUMEN: El financiamiento irregular de campañas políticas consiste en la emisión, por parte de personas, de facturas y boletas (ideológicamente) falsas sin una contraprestación efectiva, con el fin de obtener dinero para financiar campañas políticas, lo que permite a las empresas la reducción de impuestos al disminuir su base imponible. La persecución penal de este fenómeno ha dado lugar a la discusión sobre la tipicidad del ilícito del art. 97 N° 4 inciso final del Código Tributario, en específico respecto al dolo y su configuración. El debate aborda el alcance de dos requisitos típicos. Primero, el carácter “malicioso” de la conducta. Segundo, el requisito de que la conducta se ejecute con el “objeto de cometer o posibilitar la comisión de los delitos descritos en este número”. La sentencia en el caso “Corpesca” (RIT 309-2018), ilustra esta discusión y permite delinear las posturas en pugna. El Tribunal confirma una visión “dual” del dolo, y acoge los planteamientos de la defensa en torno a la tipicidad subjetiva del delito, con un voto de minoría.