Charles Darwin and Alfred Russel Wallace independently discovered natural selection, and a set of common experiences surely contributed to that event. But, there were also major differences in their life-experience as collectors and travelers, their socio-political commitments, and their personal styles. The present paper is focused on, what is, perhaps, the most fundamental area of disagreement between Darwin and Wallace: the evolution of humanity. Darwin argued that human evolution could be explained by natural selection, with sexual selection as a signifcant supplementary principle. Wallace always had doubts about sexual selection, and ultimately concluded that natural selection alone was insuffcient to account for a set of uniquely human characteristics. Among these characteristics, the size and complexity of the human brain, found in all extant human races, occupied a central position. Wallace proposed that some new agent had to be invoked, in order to explain the existence of a brain, that could support the common intellectual activities of European culture, but was not (in his view) required to support survival and reproduction in the people that he lived with in the tropics. Wallace’s interest in the human brain, and in a materialistic view of brain function, was a natural outcome of an early and enduring belief in Phrenology. Once he had identifed the “paradoxical” cerebral hypertrophy of non-European racial groups, Wallace’s commitment to “adaptationism,” meant that a supplementary principle had to be invoked in order to account for that hypertrophy. The invocation of a higher power, and/or supreme intelligence, that intervened to create modern humanity, was undoubtedly facilitated by his interest in, and conversion to, spiritualism. Wallace’s abandonment of natural selection and sexual selection, as the sole agents of human evolution, set him apart from Darwin - and that, inevitably raises questions about the reasons for Wallace’s defection. Among Wallace’s personal traits was a consistent attraction to unpopular causes, including phrenology and spiritualism. Just as he had been attracted to evolutionary ideas, against the prevailing views of his time, so he diverged, from his fellow “Darwinists,” by invoking the action of a “Higher Intelligence” to account for the nature of our species.
Charles Darwin y Alfred Russel Wallace descubrieron de forma independiente la selección natural; seguramente ciertas experiencias en común posibilitaron dicho evento. Sin embargo, hubo diferencias mayores en sus experiencias de vida como colectores y viajeros, en sus compromisos socioculturales y sus estilos personales. El presente ensayo se centra en, lo que quizás constituya, el área de mayor desacuerdo entre Darwin y Wallace: la evolución de la humanidad. Darwin argumentó que la evolución humana podía explicarse mediante selección natural, con la selección sexual como un principio suplementario importante. Wallace siempre tuvo dudas sobre la selección sexual, y concluyó que la selección natural por sí sola era insufciente para dar cuenta de un grupo de características único de los humanos. Entre éstas, el tamaño y complejidad de la mente humana, presente en todas las razas, ocupó un lugar central en sus argumentos. Wallace razonó que agentes adicionales debían ser invocados para explicar la existencia de una mente, que podía dar cuenta de las actividades intelectuales de la cultura europea, pero que no era (en su visión) requerida para explicar la supervivencia y reproducción de las personas con las que él había vivido en los trópicos. El interés de Wallace en la mente humana, y en una visión materialista del funcionamiento de la misma, fue una consecuencia natural de su creencia en la frenología. Una vez que visualizó la paradójica hipertrofa cerebral de los grupos raciales no europeos, el compromiso de Wallace con el “adaptacionismo” derivó en la necesidad de invocar un principio suplementario para explicar dicha hipertrofa. La invocación de un poder superior, y/o de una inteligencia suprema, que intervino para crear la humanidad moderna, fue propiciada indudablemente por su interés, a la vez que conversión, en el espiritualismo. El abandono de Wallace de la selección natural y sexual, como los únicos agentes detrás de la evolución humana, lo apartaron de Darwin; hecho que inevitablemente aparejó incertidumbre sobre los motivos de su deserción. Entre las características personales de Wallace fguraba una atracción consistente por causas impopulares, incluyendo la frenología y el espiritualismo. Así como se sintió atraído por las ideas evolutivas, contrarias a las ideas prevalecientes de su tiempo, se alejo de sus colegas darwinistas al invocar la acción de una “inteligencia superior” para dar cuenta de la naturaleza de nuestra especie.