Along the medicine history the doctor has mainly performed tasks of assistance and consolation. Between the fifteenth and seventeenth centuries the evolving knowledge brought a change in the concepts of medicine. To assist patients very quickly starts to mean prescription of a medication. Today, imbued with the same spirit, we understand that removing a damage and spell means removing the disease. Bioethics teaches to find ethical behaviors in the doctors like men showing their integrity, ability to live with their history and projections into the future, as Potter, its founder, proposed. This often involves healing, repairing, removing the damage, but overall it requires that the doctors fulfill their oldest vocation: to care. But, how can the doctors think the body as well as the illness in a different way? By projecting a world with the patient, sharing the same space with him, taking care for the common space, the joint project. This is a measure not only of the doctors' humanitarian practice, but also of his ethics. We should speak of an ethics of medical care. This means to be basically attentive that the patient is a person who needs us, who comes to the doctor asking for help. If the help is denied, actions are not taken, or the actions are for the benefit of others, this would clearly mean an unethical, immoral conduct. The biggest challenge for the doctor is to meditate in front of a dying patient and especially a suffering patient. Practicing ethical of care is to accompany the patient on the road to the future, be it life or death, bearing in mind what Erik Cassel said "The doctor rarely cures, sometimes alleviates, but should always console".
A lo largo de la historia de la medicina, el médico ha desempeñado principalmente tareas de asistencia y consuelo. Entre los siglos XV y XVII se realiza un cambio en la concepción de la medicina que acompaña a la transformación del conocimiento, poner remedio se transforma muy rápidamente en poner un remedio, una medicina. En la actualidad, imbuidos del mismo espíritu, entendemos que apartar todo daño y maleficio significa apartar la enfermedad. La bioética nos propone acercarnos al médico y hallar conductas éticas en que se manifieste el hombre en su plenitud, íntegro, con capacidad de vivir su historia y proyectarse al porvenir, tal cual lo pedía Potter, su fundador. Esto muchas veces implica curar, reparar, extraer el daño, pero sobre todo obliga al médico a cumplir con su vocación más antigua: cuidar. Pero ¿cómo pensar el cuerpo de otra manera y la enfermedad de otra manera? Proyectar un mundo con el enfermo compartiendo un espacio con él, el cuidado de ese espacio común, de ese proyecto común. Esto es la medida no sólo del ejercicio de la humanidad del médico, sino de su ética. Debemos hablar de una ética del cuidado en medicina. Esto significa básicamente estar atentos a que el paciente es un otro que necesita de nosotros, que acude al médico a pedir ayuda; negársela, omitir acciones, o realizar acciones en beneficio de terceros, sería claramente optar por una conducta no ética, inmoral. Reflexionar frente al enfermo muriente y sobre todo al enfermo sufriente, se convierte en el mayor desafío para el médico. Practicar la ética del cuidado no es otra cosa que acompañar al enfermo en el camino hacia el futuro, sea este de vida o de muerte, teniendo presente lo que decía Erik Cassel "El médico pocas veces cura, algunas alivia, pero siempre debe consolar".