This article shows how the ontology of history proposed by Welte offers an understanding of history where history is constituted within a radical time opening, where present-past-future do not behave as fixed successive units, but rather are transcended in relationships of inclusiveness and mutual dependency. At the same time, it is noted that this history is not constituted outside of the margin of the personal and social subject, but is made possible by the very exercise of freedom and action, history itself being an ontology of freedom. Thus, we propose recognizing history as that which is irreducible, indecipherable, and unable to be completely encompassed, as that which always exceeds the narrow margins to which it is usually intended to be reduced. From the ontology of history proposed by Welte, it is possible to acknowledge the theological as a latent possibility of history (possibility, inasmuch as we do not exist in the realm of mere determination, but of freedom). In history, and the dynamism of time, we can recognize the transcendent presence of God, a presence, however, that is not trapped, a presence that breaks all fences of power, a presence that is always questioning freedom.
En este artículo se muestra cómo la ontología de la historia propuesta por Welte, ofrece una comprensión de la historia en que esta se constituye en una apertura radical del tiempo, donde presente-pasado-futuro no se comportan como unidades fijas y sucesivas, sino que se trascienden a ellas mismas en relaciones de inclusividad y de mutuo requerimiento. Al mismo tiempo, se indica que esta historia no se constituye al margen del sujeto personal y social, sino que está posibilitada por el ejercicio mismo de la libertad y de la acción, siendo así ella misma una ontología de la libertad. Así, se propone reconocer la historia como aquello que es irreductible, indescifrable, inabarcable, como aquello que siempre supera los márgenes estrechos a los que se la quiere reducir. Desde esta ontología de la historia propuesta por Welte, es posible reconocer lo teológico com una posibilidad latente a la misma historia. Posibilidad, por cuanto no existimos en el reino de la mera determinación, sino que de la libertad. En la historia, en el dinamismo del tiempo, podemos reconocer la presencia trascendente de Dios: una presencia, sin embargo, que no se deja atrapar; una presencia que rompe todo cerco de poder; una presencia que es siempre interpelación a la libertad.