In recent decades we assisted in continuous changes which affect the teaching process of basic sciences in the medical curriculum: 1) The remarkable progress of some scientific fields such as molecular biology and genetics. 2) The inclusion of ethics and bioethics courses. 3) The consequent decrease in the of credits of our courses (anatomy, histology and embryology). 4) The difficulties of access to public and private funding for research on morphological issues. 5) The scarcity of postgraduate courses in the morphological area. Ironically, these disadvantageous conditions for morphological science occurs in parallel with advances in medical imaging techniques, procedures that require a high anatomical knowledge. On the other hand, the difficulty in the access to human corpses, the inorganic increase enrollment in health careers, the pressure from the political world to reduce their duration and the emergence -from the social world- of themes like inclusion and equity, forced anatomists and now we have: more students -with different cultural capital-, fewer teachers, less access to cadavers and a high demand for courses of applied morphology. To address this adverse situation, we propose: 1) Move morphological courses to the second or third semester of the undergraduate curriculum, thereby accessing to mature students, who face in a responsible way their training. 2) Create chapters of regional morphology at higher levels of the curriculum, so to bring the anatomical knowledge at the time of the clinical request. 3) In relation to neuroanatomical topics, leave matters such as internal configuration, nuclei, nerve pathways and neuronal connectivity, to treat them at higher levels, closer to the rotations in neurology and neurosurgery. 4) Technify evaluation processes of our courses, using different platforms and teaching management support offered by universities, resources that enable an optimization of time devoted to academic evaluation. 5) Develop remedial programs for students who enter by special admission mechanisms to health careers.
En los últimos decenios hemos asistido a proceso continuo de cambios en el ámbito de los ramos básicos de las carreras del área médica: 1) El progreso notable de algunas áreas del conocimiento científico como la biología molecular y la genética. 2) La inclusión en el currículo de cursos de ética y bioética. 3) La consecuente disminución del creditaje de los cursos de anatomía, histología y embriología. 4) Las dificultades para el acceso a financiamiento privado y público para investigaciones en temas morfológicos. 5) La escasa oferta de cursos de postgrado en el área morfológica. Irónicamente, estas condiciones desventajosas para la ciencia morfológica están ocurriendo en paralelo con los avances en las técnicas de imaginología médica, procedimientos que demandan un elevado conocimiento anatómico. Por otro lado, la creciente dificultad para acceder a material cadavérico, el incremento inorgánico de la matrícula en las carreras de la salud, las presiones desde el mundo político para reducir la duración de éstas, la irrupción desde el mundo social de los tema de inclusión y equidad, están colocando en un pié forzado a los anatomistas ya que ahora contamos con: más alumnos con diferente capital cultural-, menos docentes, un menor acceso a material cadavérico y una gran demanda para realizar cursos de morfología aplicada. Para enfrentar esta situación adversa proponemos: 1) Desplazar el inicio de los cursos de morfología hacia al segundo o al tercer semestre del currículo de pregrado, accediendo de esta manera a alumnos más maduros, que afrontan de una manera más responsable su formación. 2) Plantear cursos o capítulos de anatomía regional aplicada en niveles superiores, de manera de acercar los conocimientos anatómicos al momento de su requerimiento en la clínica. 3) En los temas de neuroanatomía dejar las materias de configuración interna del sistema nervioso, núcleos, vías nerviosas y conectividad neuronal, para tratarlos en niveles superiores, más en relación con las rotaciones de neurología y neurocirugía. 4) Tecnificar los procesos evaluativos de nuestros cursos, utilizando las distintas plataformas de soporte y gestión docente que ofrecen las universidades, recursos que permiten una optimización del tiempo académico dedicado a la evaluación. 5) Diseñar programas remediales para aquellos alumnos que acceden, por mecanismos de admisión especial, a las carreras del área médica.