Abstract The biological control in sugarcane in Venezuela has been established as a unique measure, having optimal results of the use of parasitoids and entomopathogens for the control of borers of the genus Diatraea, and later of the candelilla Aeneolamia spp., both key pests of the crop. For borers it was achieved after systematic releases of the Amazonian fly Lydella minense from the middle of the last century and then with the establishment of the braconid wasp Cotesia flavipes from 1987. For the biological control of Aenolamia varia, pest that involved the frequent application of insecticides, after the introduction of the use of the entomopathogenic fungus Metarhizium anisopliae since 1977, has been established as an efficient measure for the control of its adults, however, the nymphs were less controlled. This aspect was resolved through the introduction of the entomopathogenic nematode Heterorhabditis bacteriophora in 2004, which has been widely used as a biological measure to avoid the application of insecticides. As an example, we have the Azucarera Río Turbio, although in the last harvests it has had a reduction in its areas due to different factors. During the last 58 years, Diatraea infestation shows a reduction of 15 to 3.18 %, which saves 170 552.62 metric tons with a value of US$ 49 196 045 and a cost of biological control of US$ 1 187 189 which translates into a benefit-cost of US$ 41.44. Before the establishment of biological control, Aeneolamia was controlled exclusively with chemical insecticides applied to foliage for adults and soil for nymphs. Simultaneously since then, the entomopathogenic fungus M. anisopliae produced by national companies has been used and this entomopathogen was used on 87 000 hectares between 1986 and 1990. Also since 2004, the methodology of using entomopathogenic nematodes to control Aeneolamia nymphs began.
Resumen El control biológico en caña de azúcar en Venezuela se ha logrado establecer como una medida única, con resultados óptimos del uso de parasitoides y entomopatógenos para el control de los taladradores del género Diatraea, y, posteriormente, de la candelilla Aeneolamia spp., ambas plagas claves del cultivo. Para los taladradores, se logró después de liberaciones sistemáticas de la mosca amazónica Lydella minense desde un inicio, a mediados del siglo XX y luego con el establecimiento de la avispa bracónida Cotesia flavipes, a partir de 1987. Para el control biológico de Aeneolamia varia, plaga que implicaba la aplicación frecuente de insecticidas, después de la introducción del uso del hongo entomopatógeno Metarhizium anisopliae desde 1977, se ha establecido como medida eficiente para el control de sus adultos, aunque las ninfas eran menos controladas. Este aspecto se resolvió mediante la introducción del nematodo entomopatógeno Heterorhabditis bacteriophora en 2004, el cual se viene utilizando en forma general, y prácticamente ya se tienen las medidas biológicas para evitar la aplicación de insecticidas. Como ejemplo se tiene a la Azucarera Río Turbio, aunque en las últimas zafras ha tenido una reducción en sus áreas, por diferentes factores. Durante los últimos 58 años, la infestación de Diatraea muestra una reducción de 15 a 3.18 %, con lo cual se salvan 170 552.62 toneladas métricas (TM), con un valor de US$ 49 196 045 y un costo del control biológico de US$ 1 187 189 lo que se traduce en un beneficio-costo de US$ 41.44. Antes del establecimiento del control biológico, Aeneolamia se controlaba exclusivamente con insecticidas químicos, aplicados al follaje para los adultos y al suelo para las ninfas. Simultáneamente desde entonces, se ha utilizado el hongo M. anisopliae producido por empresas nacionales, hasta cubrir 87 000 ha, entre 1986 y 1990. También, desde 2004 se inició la utilización de nematodos entomopatógenos para el control de ninfas de Aeneolamia.